La_vida_en_un_párrafo

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Trabalenguas_eslovaco_y_checo

Justo al volver del viaje me puse a rebuscar un poco más a ver qué encontraba sobre el checo y el eslovaco y encontré esta camiseta:

Es un trabalenguas que vale para los dos idiomas. En este artículo de wikipedia (aquí la versión en inglés del artículo) cuentan los detalles y hay un ficherito Ogg Vorbis para oír cómo se pronuncia. No es para tanto, lo que pasa es que al no ver vocales a los latinoparlantes nos da el mareo.

Les he pedido información sobre esa camiseta y su versión no De Luxe porque digo yo que 30 eurales por una camiseta… vamos, ya puede cantar, bailar y preparar el desayuno. Me hago yo los fotolitos, voy a que me hagan una sudadera serigrafiada y lo mismo me sobra para echar un pote.

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Todo_roto

Un video de los Escafandra, grupo paralelo de esos grandes artistas llamados Los Gandules.

De vez en cuando tengo que llevar un teléfono en el bolsillo para que me llamen –a cualquier hora– si algo se rompe. Lo que se dice un servicio 24x7x365. Había pensado yo poner esto de tono en este teléfono.

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Stansted_a_la_vuelta

El índice del viaje está aquí.

Mira mamá, estoy en el Reino Unido.

Como no tengo nada bueno que decir de mi estancia en este sitio no diré nada. Eso sí, recuerde usted -viajero ocasional como yo- llevar solo una bolsa al embarcar. No mochila y riñonera, o mochila y cámara de fotos colgando. No. Una bolsa. Y recuerde también llevar muchos bolsillos (pantalón, chaleco de fotógrafo, etc.) por si se ha columpiado usted con el peso (10Kg) que puede transportar en esa única bolsa.

Pero al final pasa la noche y sale un amanecer que casi compensa.

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Brno

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En esta página de Wikipedia no solo cuentan muchas cosas de la ciudad, incluso hay un ficherito ogg para que uno sepa cómo se pronuncia. Me encanta la wikipedia 🙂 También está la web de la ciudad, con versión en checo, alemán e inglés.

Esta foto la uso como prueba de que la mente de esta gente es totalmente literal. Allá va la explicación. Tenemos que coger un autobús cuanto antes para ir de Mikulov a Brno. Hay uno que sale a las 8 de la mañana y tarda 1:15 minutos. El siguiente sale a las 8:14 y tarda 52 minutos. Será cosa de las escalas, pero yo prefiero montarme en el bus cuanto antes y olvidarme de gaitas hasta llegar. Montamos en el de las 8 (autobusero tipo los de la Alcarria, pero en checo) y conseguimos descifrar la palabra Brno en lo que dice mientras asiente. Estamos en el bus correcto; no nos dejan meter equipaje al maletero. Maleta y mochilas en ristre plonk-plonk por el pasillo. Muy divertido.

Cual no sería nuestra sorpresa cuando el autobús abandona la carretera (amplia y moderna) por la que discurría y se mete en una carreterilla que cruza un maizal y se para. A grito pelado (y siempre en checo, lo apunto para se entienda el ambientillo) nos explica que pa'bajo. Dos señoras -que no van juntas- nos explican -en checho y con muchas señas- que sea lo que sea hay que ir ahí atrás, que Brno está por ahí. Cruzamos una carretera en un punto que tiene cuatro carriles (maleta con ruedas, dos mochilas) y sí, hay una parada de bus.

Al rato aparece un bus con un montón de gente que estaba con nosotros en la parada de Mikulov (incluso gente que nos conocía de vista seguro como una chavala que curra en una heladería donde estuvimos echando unas cervezas). Viaje Mikulov-Brno de pie. Más tarde sí que había sitio, pero la verdad es que yendo de pie se me iba pasando la mala leche.

Llegamos a Brno y antes de nada preguntamos cómo llegar al aeropuerto. La de información sólo habla checo (nos grita cesky, cesky muy divertida, la jodía). La cosa tiene su guasa porque Brno es un sitio de cierta importancia, pero bueno. Nos apunta en un papel el número del bus que lleva a la gente de Brno al aeropuerto de Brno. Dejamos la impedimenta en el lugar destinado a ello, bajo la vigilancia permanente de un pitbull humano en forma de señora de mala leche que, esta sí, habla alemán pero no por darse la casualidad de que mis 10 palabras de alemán son de utilidad aquí nos trata mejor. Al contrario, si sabes decir Por favor, tres, rojo y Gracias siginifica que sabes más alemán que Goethe. Dejamos en custodia hasta la guía donde nos contaban que hay que ver en Brno. Nos la sopla. Nos guía el instinto.

Al fondo la catedral de san Pedro y san Pablo, conocida como Petrov. Es muchísimo más impactante por fuera que por dentro, aunque tiene unas esculturas modernas en metal, casi abstractas, que son bastante dignas de verse. Las imágenes religiosas que hay en los laterales de la nave central todas inmensas y en mármol. Así las gastan por aquí.

Pero antes de llegar a Petrov vimos alguna casa bien bonita, como esta.

Ya en los alrededores de la catedral encontramos esto.

Junto a los muros de la catedral hay unas cuantas tumbas. Obsérvese esta. ¿No parece un teleñeco? ¿No parece a punto de saltar?

También se ve que la reconstrucción es reciente. Según la guía (esa que no teníamos en la mano, esa) Brno fue destruida totalmente en la guerra y aunque se ha hecho mucho no ha recuperado su esplendor.

Tras dar una vueltecilla por lo que parecía el centro (Brno es grande) nos quedamos pensando en lo que sería en su momento, porque es una ciudad muy apañada.

Yo sigo con mi cosa de “hala, qué de cableeeees”.

Llegó el momento de tirar para el aeropuerto. Una somera investigación nos mostró que sí que hay bus, pero sale de donde cristo dio las tres voces, así que taxi. Hay taxis que pueden y taxis que no pueden llevarte al aeropuerto, pero la cosa fue fácil.

El aeropuerto de Brno es chiquitito (no tanto como el de Bratislava, pero chiquitito) y bien chulo, es como una tortuga gigante.

A pesar de ser un aeropuerto los precios son muy razonables y se puede uno echar un café o una cervezota muy cómodamente. Casi lo mismo que en la última etapa del viaje, Stansted.

Pero antes, la despedida.

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Valtice

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Para saber más sobre Valtice está la entrada en Wikipedia sobre el propio Valtice y la entrada sobre el paisaje cultural de Lednice-Valtice.
La Unesco tiene una página en su área de espacios protegidos como patrimonio de la humanidad. En esta página hay un par de fotos interesantes para hacerse a la idea de lo que hay dentro del castillo, que no dejaban hacer fotos.

Esto yo creo que era el ayuntamiento de Valtice, pero tampoco apostaría.

La entrada principal del castillo. Para hacerse una idea de lo que representa el castillo de marras tiene un jardín de 27 Ha que también es patrimonio de la humanidad.

En el jardín hay árboles como este, japonés, de más de 100 años. No me explico cómo han sobrevivido a todo lo que ha pasado por ese castillo en los últimos 50.

Lednice-Valtice era de los Lichtenstein hasta 1945. Uno de ellos “se hizo” esta iglesia (no hay más que ver la furgoneta para hacerse idea del tamaño). Humilde él puso su nombre en letras bien grandes de lado a lado de la fachada.

Como dato curioso, en esa misma plaza (no tan grande como la de Banská Bystrica pero bastante grande de todos modos) hay una tienda llevada por vietnamitas, una de esas tiendas en las que lo mismo te compras un tiesto de plástico que un abrigo que pasta de arroz que tiene frescos en el techo. En este país como quieran arreglar todo lo que tienen lo llevan claro.

Para hacerse una idea del tamaño de la plaza puede valer esta foto. No se ve ni una tercera parte de la extensión de la plaza (a la derecha está la “capillita” del Lichtenstein). Digo yo que esa barbaridad que hay enmedio de la plaza será un “Mayo”. Sin duda el más alto que he visto nunca.

En Lednice-Valtice hay una cantidad enorme de edificios que merece la pena visitar, pero decidimos andar, ver menos y vivir más. El plan de no correr, de no agobiarnos por ver más en menos tiempo nos funcionó bastante bien y decidimos seguir con él.

Decidimos ir andando al Rendezvous, que resultan ser unos arcos clásicos que un Lichtenstein se cascó para recordar a su padre y sus hermanos. Nos vendieron un mapa fotocopiado donde solo venían bares y penziones y ahí nos marcó la trabajadora de información (o así) la ruta (o así, again) hasta el Rendezvous. Digo o así porque la ruta era aproximadamente la que nos dijo. Cuando el camino se acercaba a los viñedos (que hay miles y miles y miles de cepas) nos encontramos a nuestra suerte, así que tiramos para arriba (habíamos visto el Rendezvous desde el pueblo, rodeado de bosque y viñas. Avanzando por caminos sin ver demasiado cielo ni horizonte llamaba la atención que sonaban como disparos. Me extrañaba que anduvieran cazando por ahí y menos con la vendimia tan cerca, que podían poner las uvas buenas de perdigones pero los petardazos estaban ahí. Al fin, al borde de un camino nos encontramos con un cañón de aire comprimido que a intervalos regulares dispara un petardazo por encima de las viñas para evitar que los pájaros lien una gorda. Este mismo:

Nota: ojo los zambombazos que mete.

Tras andar otro kilómetro o así llegamos al Rendezvous. Se puede subir arriba (y subimos). Es así de grande:

Este monumento no se pudo visitar hasta entrados en la década de los 90 porque está tan cerca de la frontera austriaca que estaba en una zona de seguridad. Aún quedan restos como este de la foto, que tiene pinta de barrera para coches.

Visto el Rendezvous volvimos a Valtice y visitamos el castillo.

Los suelos del castillo (palacio más bien) están hechos por los mejores artistas del ramo, igual que los espejos, cuadros, mesas, techos, puertas y todo lo que hay allí. Tanto es así que para visitarlo te pones patucos. Hoy dia no es ni sombra de lo que fue. Cuando llegaron los rusos a Valtice usaron los sótanos para ejecutar un montón de prisioneros de guerra rusos que encontraron sirviendo al lado de los alemanes: soldados de Vlasov, miembros del ROA o simples hiwis, unos voluntarios y otros no. Parte del castillo fue usado como campo de trabajos forzados para mujeres e incluso hubo planes de usar el castillo como fábrica.

Volviendo a los suelos, la entrada principal tiene el suelo de roble. Creo que de aquí salen unos bonitos fondos de escritorio. Si quieres alguno pídeme los originales; son de 2272×1704 y entre 2’1 y 2’9MB.

Visto el castillo y con una mezcla de sobredosis de lujo, de arte extremo en el esmero y también un tanto escandalizados de cómo unos pocos tenían tanto; acabábamos de saber que un Lichtenstein apodado El Creso de Austria había comprado el señorío de Schellenberg y el condado de Vaduz, lo que pocos años después se convirtió en lo que sigue siendo: ese país llamado Lichtenstein.

Nos sentamos delante de esta fuente a que se nos pasara el sobresalto.

En los alrededores del pueblo (aquí también dimos unas pocas vueltas) vimos estos artilugios que yo creo que son barreras antitanque portátiles, pero no sé si son de la guerra fria o de antes.

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Mikulov

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Más información sobre Mikulov/Nikolsburg en Wikipedia y en la web del pueblo.

La primera cena en Mikulov fue brutal. También aquí tuvimos unas cuantas cosas que aprender, como al llegar a Eslovaquia, pero del mismo modo que tanto en Bratislava como en sitios más pequeños la mayoría de la gente a la que preguntábamos en nuestra interlingua (nuestro inglés, 10 palabras de alemán, cinco mal dichas en eslovaco) ponían bastante de su parte nos encontramos con que en Chequia la cosa es muy diferente. Si no sabes checo ni alemán parece que tienes que renunciar a la comunicación. Ya en Brno vimos que la cosa había cambiado mucho, pero lo achacamos a la gran ciudad. Los cojones, que dicen. Incluso en un sitio como Mikulov, que vive en gran medida del turismo, y tratando con hosteleros con frecuencia dábamos con una pared de ladrillos. Amables, correctos, asépticos casi, muy distantes, y seguramente hasta los mismísimos de los turistas. Te saco la pasta pero no me des guerra, coño, que sois todos iguales. Lo que dedujimos de su distancia es que vivir tan cerca de Austria (a tiro de piedra, y no es una figura literaria) hace que sean más alemanes que los alemanes. Digo yo, vamos. Aunque por lo que he podido saber no es que los alemanes (y austriacos) sean su plato de gusto, pero el caso es que el turismo que tienen en esa zona es casi totalmente nacional (checo) o germano, y turismo tienen un montón -aunque sea de paso-. Creo que ninguna de esas circunstancias hizo nada bueno porque nos recibieran como anhelados visitantes foráneos.

Bueno, el caso es que la primera cena fue brutal y a pesar de cómo me puse de comer y de beber me salió esta foto.

El castillo que domina el pueblo fue propiedad de la familia Dietrichstein y de la familia Lichtenstein desde 1275 hasta 1945, momento en el que una vez recogido todo lo de valor salieron zumbando del pueblo (incendiado por los alemanes en su retirada) antes de la llegada de los rusos el 22 de abril de 1945. Los Lichtenstein eran los dueños también de toda la zona y de ahí los castillos de Lednice, Valtice y todo el espacio que hay entre ellos, llenos de obras que levantaron para su recreo, recordar a su noble parentela o interconectar unas obras con otras. De los Drichtenstein también hay bastante que contar relacionado con nuestra visita a Mikulov, pero no nos precipitemos.

El castillo está casi reconstruido. La devastación producida por el incendio (seguramente para evitar dejarle algo tan enorme y robusto a los conquistadores soviéticos) hizo que hoy dia sigan los trabajos de reconstrucción. El interior es una pálida sombra de lo que fue, pero estamos hablando de palacios de una de las familias más ricas de aquél momento. Hoy dia lo están dejando apañao, pero ni comparación con lo que debió ser.

El castillo en parte está excavado en la roca viva. Incluso muy dentro del castillo (con gigantescos pozos enrejados del siglo XIII), estatuas por todas partes y rastros de un lujo inmenso la roca aparece.

Hasta para hacer algo con ladrillos tenían que demostrar que ellos podían más.

Una de mis fotos favoritas del viaje. Un sitio lleno de edificios, estatuas, jardines y hermosura por donde tú quieras y esto es lo que me salió con el móvil.

Hay una casa en la plaza que es única en su entorno. Esta:

Delante mismo de la casa hay una columna de la peste.

En Mikulov organizan diversos encuentros de artistas checos y de otros paises. Una de las consecuencias de esto es que parte de lo que hacen se queda.

Un artista afincado en el pueblo tiene esto sobre su tejado.

Y hablando de artistas. Vi esto y dije “Madre mía, a estos es que ya se les sale el arte por las orejas“. Esto es un ventanuco en la base del castillo.

Esta placa fue puesta por los últimos dueños del castillo en homenaje a alguno de sus antepasados (por lo visto estos fabricaban señores de Nikolsburg, obispos, cardenales y demás). En la placa se advierten marcas de vandalismo (hablo de la piedra, las pintadas son de los trogloditas habituales) que solo se pueden explicar en un país como este por la entrada de miles de soldados soviéticos desaforados que fueron dejando su huella en todo lo que hay a la vista en el pueblo. Estatuas, muros, cuadros, espejos, etc.

Incluso con unas normas urbanísticas draconianas como seguro que tienen se pueden hacer cositas tan bonitas como esta en los tejados.

Nos dimos una vuelta por un parque en el que había unos monumentos un tanto extraños. Más tarde nos enteramos de que en tiempos la comunidad judía de Nikolsburg (el equivalente de Mikulov en alemán) era muy grande, tanto que el cementario judío tenía dentro de él un apartado para los ladinos. Hoy ese apartado es un parque.

El dia de los muertos

Hubo un dia que, sin pensarlo previamente, dedicamos a visitar muertos. La primera parada fue un sitio que un ricachón de la familia Drichtenstein decidió convertir de iglesia de santa ana destruida en un incendio a tumba de todos los señores de Nikolsburg (osea, su familia), sus viudas e hijos en un lateral de la plaza del pueblo. Este señor no se quedó ahí, en el patio del sitio este hay una estatua suya en mármol que por cierto es impresionante. Debido a una de las estatuas que tiene sobre la fachada yo la llamaba nuestra señora de eso cuen-no, porque parecía un fan de O’Funk’illo en piedra.

Si no me cree usted no tiene más que ver estas fotos.

El caso es que dimos con el momento de ir a visitar la tumba de los Drichtenstein. La explicación del lugar era en checo pero nos dieron un papelito en inglés (que luego hay que devolver) para que nos enteráramos un poco de fiesta. El sitio es un panteón en el sentido literal, con unos cuantos detalles de un lujo apabullante, pero tiene dos cosas muy singulares. La primera es la muchacha que lo enseña. En todo Mikulov vimos que ahí quien trabaja en esas cosas es probablemente estudiante y lo lleva no del todo mal. Esta muchacha estaba bastante inquieta, hablaba mirando al suelo y en algún momento me pareció que rebuscando en los bolsillos sacaba pañuelos de papel y pastillas de colores. Cuando llegamos a la primera de dos galerías donde están alineados los ataudes de los inquilinos del panteón (una sucesión de lujosas cajas metálicas que contienen ataudes) empezamos a entender el transtorno de esta mujer. Al llegar a la segunda (con más de 30) vimos que más de una de esas cajas está forzada, incluso se ve la pared de atrás por los huecos y la sala entera huele a una mezcla de ropa vieja, humedad, aire viciadísimo y yo creo que a muerto amojamado. Digo yo que si los muertos huelen -aunque sean muertos nobles y del siglo XVII) muchos nobles muertos huelen mucho. Subimos a lo alto del edificio (a los pies y espaldas de la estatua de Ntra Sra de Eso-cuen-no, para más señas) pero ahí ya teníamos el cuerpo bien revuelto. La guía nos dijo que si queríamos podíamos bajarnos, cosa que hicimos en tropel.

Por la tarde y una vez repuestos de haber respirado a los Drichtenstein (aunque costará olvidar el embolao en el que nos metimos, la verdad) nos fuimos al cementerio judío.

Para hacernos una idea de lo que era y lo que fue tenemos estas dos fotos.

Esta es una foto del barrio judío cuando seguía siéndolo.

Esta es de cuando el cementerio judío era como todos los demás. Con un cierto trajín, gente que entra, gente que sale, mantenimiento, visitas. Lo que es un cementerio.

Bueno, hoy dia, tras la deportación y asesinato de la mayoría de los judíos de Nikolsburg y 60 años de negación de su destino por ser judíos y no por ser checos-no-nazis el cementerio es esto:

La visita fue -como todas- en checho pero dado que la guía hablaba inglés a velocidades silíceas (osea, igual que el checo, una exageración de muchacha) aquí sí que nos enteramos de muchas cosas. Hay más de 4.000 lápidas. muchas de los siglos XVI, XVII y XVIII. En la colina de los rabinos -que visitamos- están enterrados un montón de rabinos que en su momento eran los que representaban la cabeza de la sociedad judía de toda Moravia. Aprendimos un montón de cosas de los ritos funerarios judíos de las que yo al menos no tenía ni idea.

  • Con el paso del tiempo iban superponiendo los enterramientos en capas, poniendo lápidas antiguas a modo de dique para contener el terreno. En la zona de los niños hay hasta cinco capas superpuestas.
  • La lápida va a los pies, no a la cabeza como nosotros.
  • Las visitas ponen piedras sobre las lápidas, no flores. Cuando estuve en Mauthausen (y sus mataderos cercanos) ví que en los monumentos la gente había ido poniendo piedrecitas de la cantera. En el monumento de los judíos había muchas más, pero en todos ellos hay piedras. Al entrar al cementerio nos dieron una pequeña explicación y vi en las paredes diversas fotos (por ejemplo las dos en b/n que ilustran esta entrada) y una de la ceremonia de homenaje a los judíos húngaros asesinados el 22 de abril de 1945, justo antes de que los nazis abandonaran el pueblo. Cuando la guía dio por acabada la visita le pregunté por el lugar donde están enterrados esos judíos y me dijo que al fondo del cementerio, lejos. Ella se fue a recoger a otra visita y nosotros fuimos hasta la placa conmemorativa a dejar la piedra que había recogido antes de entrar y pudimos aprovechar para hacer las fotos que hay aquí.

Esta lápida tiene bastante historia. Hay diversas teorías. Una dice que estaban tallando la inscripción cuando resultó que el artesano había metido la pata. El muerto todavía no se había muerto y el tallista ya había escrito el final, cuando en hebreo se escribe y se lee de derecha a izquierda. Otra teoría dice que dadas las fechas el cantero no quiso tallar en hebreo y menos para un judío: para finales de 1938 Bohemia y Moravia se habían convertido en territorio alemán y los judíos estaban siendo obligados a abandonar Nikolsburg. En la sinagoga hay una foto de Hitler frente a la casa grafito (esa en b/n que hay en la plaza) osea que mucho antes de que empezara la guerra no había ya judios en Nikolsburg.

El pequeño cementerio de los judíos muertos en la primera guerra mundial. Los árboles han crecido desde que en 1947 los comunistas llegaron al poder y se dejó de cuidar el cementerio.

Es triste recordar que los judíos, siempre extraños en todas las comunidades europeas, parecían tener siempre algo que demostrar, así que su número en la tropa voluntaria era más elevado porcentualmente que el de otras confesiones, el número de condecoraciones era superior y de hecho muchos judíos y sus familias se salvaron de la deportación durante un breve plazo de tiempo por ser portadores de la cruz de hierro de la primera guerra mundial. Aun y todo no se salvaron por ello y hay testimonios de guardias de Treblinka que aseguran haber “liquidado” transportes enteros de judíos compuestos por veteranos del ejército alemán de la primera guerra mundial poseedores todos de la cruz de hierro de primera y segunda clase.

Para reforzar los caminos y preparar terreno para enterrar a más gente solían usar las lápidas más antiguas. Estas, casi a la entrada, pueden datar tranquilamente del XVII o XVIII.

Superada con éxito la prueba del dia de los muertos fuimos a dar una vuelta a Valtice. De todos modos, yendo y viniendo aún hice alguna foto por el pueblo. Turista japonés hasta el final, sí señora.

Esta es una iglesia que a mí me parece bonita pero que además no pega nada con las que hay por el pueblo. Es posible que sucediera como en Banská Štiavnica, que los alemanes (de confesión protestante) tenían su propia iglesia, distinta de las del pueblo en todos los sentidos y algo apartada del centro del pueblo.

Esta iglesia, además, justo delante tiene un local de strip stease, nada menos que el Casanova. Bueno, creo que es algo más que un sitio donde las chicas se quitan la ropa. Pero mi pregunta es: tal y como me pareció ¿serán tan sosainas que no hagan coñas ni con eso? Preguntaré.

Me gustan a mí los tejados que hacen en esa parte del mundo, así como con el flequillo cortado recto. En Mikulov vimos un edificio de viviendas (que es tan feo como cualquier otro en cualquier otra ciudad) pero con ese tejado tiene su aquél.

Vimos un par de casas bastante notables y eso en lo que es el centro histórico de Mikulov está reñido.

Esta:

y este taller mecánico.

Tras dar unas cuantas vueltas (pero unas cuantas) encontré la estatua del soldado del ejército rojo que andaba buscando. La de este pueblo es del estilo “heróico paladín y niñita con ramo“. La mirada del paladín no tiene desperdicio.

Me llamaron la atención los nombres de la placa. Seguramente hijos del pueblo muertos en el bando victorioso. Hay apellidos eslavos, alemanes y judíos. La muerte, que une mucho a los pueblos.

Esta es la estación de Mikulov, tan coqueta.

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Estacion_Banska_Stiavnica

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La estación de Banská Štiavnica es de otra época. Es una mezcla de lo que yo recuerdo de los primeros años 70 y lo que he visto en fotos y películas sobre Europa del Este. Bueno, más o menos porque las fotos que tienen por las paredes se escapan de lo que yo me hubiera podido imaginar.

En la entrada hay una placa que espero poder descifrar muy pronto pero en la que cita a franceses y noruegos. ¿Qué hacía ahí esa gente? De los franceses me lo puedo figurar (prisioneros de guerra con trabajos forzados o incluso trabajadores voluntarios en Alemania) pero ¿los noruegos? ¿No habrá material por ahí para hacer 50 películas contando la de ovejas perdidas que había por Europa al acabar la guerra?

Una vista general de la sala de espera.

Las taquillas de la estación. Como es de rigor hay una que no funciona y tiene el cartelito puesto. Parece ser que hay algún universo donde todas las taquillas funcionan a la vez pero mis asesores en Física no se terminan de poner de acuerdo sobre si es posible. O no.

El lateral de la sala de espera donde están las taquillas.

La puerta a los andenes. Al fondo se ve el trenecillo chu-chu (máquina y vagón todo en uno) que conecta el pueblo con el exterior por tren. No es moderno, pero hay que decir que está como un pincel.

Una niña rolliza y feliz muy probablemente debido a los logros del socialismo. En su mirada (tan espontánea) se vislumbra el agradecimiento, qué duda cabe.

Otra vista lateral de la sala de espera y de los cuadros que se cascaron en las paredes hace un montón de años. Faltan dos (igual del presidente y algún otro jerarca) y se veía el hueco.

Detalle del cuadro plástico (Véase por dios caso de no haberse visto ya “Amanece que no es poco” del maestro José Luis Cuerda) que hace este pastor eslovaco.

Los horarios de trenes en este país están puestos de una forma muy práctica si los que tienen que usarlos no son generalmente unos bárbaros que tratan la propiedad pública… como si fuera propiedad pública y no de todos. Bueno, ponen unos rodillos y en ellos los horarios. Así pueden ponerse muchos más horarios en menos espacio.

Detalle de los ingeniosos rodillos.

Tropas rindiendo honores. O recibiéndolos. O igual no son tropas sino felices carpinteros militarizados.

Junto a las vias, como en todas las estaciones de antes, hay un jardincito con flores. En este hay una reproducción del castillo que domina el pueblo y el valle entero. El castillito este tiene un tamaño respetable -cerca del metro de altura-.

El trenecillo. Humilde pero orgulloso. Precioso.

En las estaciones de los pueblecitos tienen placas puestas con nombres que por la fecha de fallecimiento deben ser hijos del pueblo muertos durante o a raíz del SNP.

Delante de la estación, aunque casi oculta por la exhuberante floresta que aquí se les debe preparar en cuanto dejen dos meses que las cosas crezcan a su ser, hay una estatua. Por las fechas y la pinta tiene que ser de los mineros del pueblo, que probablemente tuvieron mucho que ver en la resistencia y en el SNP en esta zona agreste. Le quita bastante seriedad a la estatua la mano de los guasones del lugar.

En la estación de Hronská Dúbrava tienen una báscula por la que se pegarían en más de un museo normal. Por aquí museos normales no hay porque tienen de todo, pero bueno.

En este detalle se ve la marca de fábrica y puede uno hacerse idea de la de años de uso (yo creo que ininterrumpido) que tiene.

Un pintada en un tren que paró a nuestro lado.

La señalética de este país tiene un montón de épocas mezcladas.

Camino ya de Bohemia hicimos parada en Břeclav. Llegamos tarde, comimos fatal (por entrar en algo que parecía una pizzeria/fast food que llevaba una señora que parecía que fuera a romper a llorar en cualquier momento). Vimos alguna piedra interesante (aquí hay monumentos y esculturas por todas partes, tal y como suena) pero la foto que hice fue esta:

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Museo_SNP

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Hay un artículo en la Wikipedia en el que he encontrado un montón de información sobre un hecho del que no tenía ni la menor idea de que hubiera tenido lugar hasta poco antes de ir a Eslovaquia. Lo cierto es que pensaba que era algún tipo de revisionismo histórico, algo como todo lo que tuvieron que inventar los nimios partidos comunistas del este de Europa para rellenar los libros de historia una vez que borraron el hecho de que Eslovaquia estuvo con Alemania desde la invasión de Polonia y que Rumanía, Hungría y Bulgaria fueron aliados de Alemania con todos los medios posibles hasta que los rusos les pasaron por encima y se cambiaron de bando. Pensaba que era revisionismo pero no, los eslovacos parece que la liaron parda aunque como los polacos la liaron antes de tiempo y Stalin los puso en la lista de “espera a que los pulvericen que si no los tengo que matar yo”.

Bueno, el caso es que nos plantamos en el Museo SNP. En la guia decían que había un Li-2 (que me sonaba a mí y es que es una versión fabricada bajo licencia del DC-3 americano) al que se puede entrar, y así era. Bajo el ala derecha del avión hay una señora que seguro que no estaba haciendo punto porque hacía un calor del carajo (y una humedad muy cercana al 90%, que la ví en Bratislava en un higrómetro y había menos). Esta buena señora es la que te vende la entrada para que pases al vión y sepas lo que es el calor de verdad. Iba a poner alguna de las dos fotos que tengo para que se viera la cara de calorazo (bajo el avión, entre las alas) y dentro del avión (eso ya no es calor, que la palabra no lo expresa) pero me ha dado un poco de cosa.

Aquí va una foto de la cabina. Merece la pena verse la de cosas que se pueden meter en un espacio tan pequeño y en el que luego hay que meter gente con un montón de ropa.

El jardín del museo tiene una colección impresionante de cañones (la mayoría soviéticos) y de blindados alemanes, soviéticos y uno checo. Los vehículos alemanes que tienen (según las placas que tienen) participaron en la represión del SNP.

Uno de los panzer alemanes que tienen en el jardín. Como perdieron, los cañones apuntan al suelo.

Otro de los blindados alemanes. De este deben estar bastante orgullosos porque no se hicieron muchos y no debió resultar fácil encontrar tan entera una de las joyitas de la industria militar alemana.

Un T-34. Véase el larguísimo cañón -característico de este chisme- apuntando al cielo.

Tienen también en el jardín uno de los vagones del tren blidando Hurban que tuvo mucho que hacer durante el SNP. Se conserva en Zvolen.

Este niño que estaba subido al tanque estaba aburrido como un molusco, no como su padre que estaba tan contento viendo tanto tanque. Intenté pillarle aburridísimo sentado sobre la torreta del tanque (un sitio un tanto extraño para sentarse aburrido, la verdad), pero al final me quedó esta foto de “entre mi padre y los tanques y este guiri gilipollas que me hace fotos me están dando la mañana”.

A la entrada del museo hay una de las gigantescas y tétricas esculturas que tan bien se le dan a los checos y eslovacos para poner en los memoriales de la guerra y el holocausto. A la izquierda según se entra hay un montón de coronas de flores (y entre ellas una del gobierno de españa) y un monumento que recuerda que en el SNP tomaron parte miles de combatientes de decenas de países. Cómo no, había republicanos españoles. Para variar. Fíjate que apostaría a que había por lo menos uno de Tarancón (aunque renegara) y otro de Guadalajara (aunque nadie se diera cuenta y le llamaran Cuenca, Madrid o vaya usted a saber qué).

El museo es chiquitito pero tienen una colección impresionante. Debe haber cientos de armas largas y cortas de todos los sitios imaginables (por supuesto hay varias Astra). Hay decenas de vitrinas con las condecoraciones de veteranos eslovacos recibidas casi todas del ejército rojo, pero hay francesas, inglesas y hasta luxemburguesas. Hay uniformes aliados vestidos por pilotos y comandos eslovacos, uniformes rumanos, soviéticos, alemanes e incluso material cedido por el museo de Auschwitz. De ahí hay un conjunto de ropa blanca donde un deportado escribió con tinta hecha por él sus memorias y el esquema de una novela que posteriormente publicó al recuperar la libertad. La razón de ser del museo es el SNP, claro, y hay uniformes del ejército eslovaco que se levantó contra Alemania y sus cómplices, pero también hay casullas de capellanes de campaña, las cajas del material gráfico que se rodó durante el alzamiento y ha llegado a nosotros y un larguísimo etcétera. En el museo cuentan con objetos qué era Eslovaquia desde principios del siglo XX (cuando eran austrohúngaros) hasta finales de los 40. Sobre esto hay unos cuantos detalles verdaderamente honrados. Hay objetos personales de eslovacos que participaron en la génesis y la gestión del alzamiento y que, aunque sobrevivieron a la masacre que los nazis y sus secuaces locales perpetraron contra los resistentes tuvieron juicio (en algún caso dos juicios) y fueron fusilados o deportados a Siberia por Stalin por lo que ellos muy irónicamente ponen entre comillas: relación con nacionalistas burgueses.

Una de las cosas que más me impresionaron es que hablan de algo que es seguramente vergonzoso para los eslovacos. En 1945 se expulsó de sus casas a millones de Volkdeutsche (ciudadanos de origen alemán) que estaban repartidos, en algunos sitios desde hacía más de 400 años, por toda Europa desde Alemania hasta el Volga y Eslovaquia no fue una excepción. En una vitrina hay un maniquí vestido de refugiado alemán (sombrero, abrigo, pantalón y zapatos reforzados, todo de la época) y uno de los guardias eslovacos que escoltaban los transportes de deportados. En esa deportación murieron en toda Europa del este decenas de miles de hombres, mujeres y niños y poco a poco los países responsables van aceptando que no todo lo que se hizo tras la guerra fue tan ejemplar. Bravo por ellos.

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Banska_Bystrica

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Para saber más sobre Banská Bystrica (que se pronuncia más o menos como Banska Bistricha o en bizkaiera Banska Bistritxa) Wikipedia o en la web de la ciudad.

El trenecillo chu-chu que te saca de Banká Štiavnica. Para ir a Banská Bystrica es la mejor opción porque así puedes ver el paisaje. Bosques, bosques, algún caserío, algún pueblecito que fue minero y ahora vaya usted a saber, bosques y más bosques. Allí, como en Euskadi, hay 3.000 tonos de verde en un solo vistazo. Y la gente de la zona dice que si quieres ver bosques hay que ir a los Tatras, a la zona que limita con Polonia. Claro, ahí es donde hay osos salvajes. Eso sí que es monte de verdad, tienen razón.

Una de las estatuas a los soldados del ejército rojo, en este caso del tipo “infante con fusil ametrallador”. Los tarados de los hooligans, ejerciendo de lo que son en todos los paises del mundo.

La iglesia de nuestra señora, una de las dos que hay en cien metros a la redonda que construyeron (o empezaron a construir) en el siglo XIII.

Vista del castillo, que está en el centro del pueblo, pero no en lo alto de un monte como todos. Este está literalmente en el centro del pueblo.

En la Námestie (plaza) SNP está casi todo lo histórico que hay en Banská Bystrica, que es bastante, pero que cabe porque creo que pueden meterse cómodamente tres campos de fútbol alineados y un poco de sitio alrededor. El efecto de una plaza tan enorme y rodeada de edificios de muy poca altura es que parece aún mayor.

Hay un montón de bares con terraza, hay jardines que parecen pequeños y hay un monumento (bastante fuera de lugar, creo yo) también en homenaje al ejército rojo. Como Banská Bystrica fue la capital del SNP no es de extrañar que haya tanto recuerdo. En la misma plaza hay una placa -en inglés, cosa rara- que anuncia que en esa casa estaba la imprenta donde se imprimía el periódico oficial del ejército eslovaco alzado contra los alemanes. Bueno, este es el monumento, y al ladito hay un bar que se llama Amores Perros (como la película) que tiene la bandera cubana.

Aquí también ilustran las paredes que es una gloria.

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