El perro del hortelano

Cincuenta años después, cuando los cristales de casa vibraban con el trajín de hidroaviones que iban y venían de tirar agua en los incendios forestales, en mi casa yo veía intranquilidad, manos sudorosas. Mi madre y mi padre, los dos. “Mira, como cuando venían a bombardear”

Perder la guerra, perder la paz

Una parte importante de la Legion Extranjera francesa se nutrió en esos años de españoles y muchos de ellos están enterrados en el sector francés de cementerio de Narvik.

En un sitio como Narvik puede verse la gestión de la memoria desde el punto de vista de quienes perdieron la guerra pero ganaron la paz, de quienes ganaron la guerra y la paz y de quienes perdieron la guerra y la paz.

En la calle el Che (y en la casa Pinochet)

Y luego que si Palestina y que si pollas en vinagre. Pero generalmente de Palestina poco y de pollas bastante. Bueno, de polla. La suya. Hay otras pollas en el mundo pero esta es la suya. Rapsoda en las calles, marine en las sábanas.

Un poquito más de lo que les mandaron

Hasta el exterminio industrializado de millones de personas requirió de una reunión y de un montón de burócratas. Una docena de uniformes de distintos colores en torno a una mesa y dentro de casi todos esos uniformes había un abogado, aunque solo unos cuantos ejercían como tales en ese momento. Vamos a decirlo todo.

La resistencia cultural

Estas mujeres son las que, contra viento y marea, llevan teatro a sitios donde el único cine cerró en los 80; embajadoras tozudas de la cultura que mueven Roma con Santiago para llevar cultura en bloques como cuando la gente tenía despensas y los frigoríficos eran armarios

La semiótica, la hermenéutica y la tontería

Hablo de la izquierda de vocación estatal, aunque a veces lo digan con 
otras palabras lo que quieren decir es estatal porque las naciones son 
otra cosa; de la izquierda que está a la izquierda del PSOE,  lo 
bastante a la izquierda como para poder argumentar la duda de si el PSOE 
es izquierda de verdad, pero no lo bastante como para no recibir una 
decepción tras otra, porque el PSOE siempre acaba decepcionando a todo el 
mundo menos a los mercados. Esa izquierda.

El infierno es un grupo de WhatsApp

Me salí de un grupo de WhatsApp de antiguos alumnos de un colegio católico porque tanto exabrupto cateto y facha era insoportable. No fui el primero ni el último. Esta es la película que me he montado con esa excusa. Una película en la que sale un depredador sexual, muchos hombrecillos que se ponen de perfil cuando les toca, los cómplices justos y necesarios que el mal necesita para medrar y para colmo el bueno resulta que no es el que parecía al principio.