Cuatro ratos de memoria en Cracovia

Publicado en Mugalari.info el 30/04/2019: https://mugalari.info/2020/03/02/viajar-vicente-carrasco-·-cuatro-ratos-memoria-cracovia/

El 1 de septiembre de 1939 Alemania invade Polonia. El 9 de septiembre tiene lugar la primera matanza de polacos. Miembros de la comunidad de origen alemán que vivía en Polonia prepararon listas negras con lo que se consideraba la élite cultural: cualquiera con una educación superior al bachillerato, militares, funcionarios, sacerdotes, profesores, capataces, sindicalistas, presidentes u organizadores de clubs de todo tipo y un largo etcétera para ser asesinados.

Polonia era una nación condenada a desaparecer a medio plazo, destinada a ser fuente de mano de obra esclava en granjas y fábricas, sin líderes ni amos porque para eso ya estaba el alemán. En los exhaustivos planes que sobrevivieron a la quema del final de la guerra puede leerse en negro sobre blanco que para 1965, el pueblo polaco habría dejado de existir tras, o mejor dicho mediante, la esclavitud, el control riguroso de la natalidad y las malas condiciones de vida sostenidas en el tiempo. Pero antes de ese momento el plan se centraba en otro pueblo, el judío.

Antes de la agresión germano-soviética de 1939 había en la ciudad de Cracovia entre 60 y 80.000 judíos, una comunidad con raíces establecidas en la ciudad en el siglo XIII. Los ocupantes alemanes sitúan en Cracovia la capital del “Gobierno General”, la parte de Polonia que ni la URSS ni Alemania se anexionaron. Desde allí los burócratas nazis organizarían la mano de obra esclava (polaca y judía), sangrarían la tierra como granero de Alemania, y crearían un polígono industrial tras otro con mano de obra esclava y crearían un area segura donde repartir las eficientes fábricas de muerte donde millones de personas se convirtieron en humo. Los planes para Cracovia eran convertirla en una ciudad germana, para lo cual se inventaron una historia germana por los cuatro costados que irían implantando y comenzaron con los movimientos forzosos de población tanto polaca como judía.

Así, expulsan a los residentes del barrio judío y los confinan en un ghetto al sur del río Vístula, donde se “garantizan” (el veneno más poderoso se oculta en la precisión de los términos) 4 m2 de espacio por persona. En el ghetto acaban también los judíos de muchas poblaciones cercanas, de mayoría judía.

De camino a lo que fuera esta cárcel a cielo abierto está la Plaza de los Héroes del Ghetto. En ella hay 33 sillas alineadas, ocupando toda la plaza pero creando un espacio vacío inmenso, que no puede usarse para nada más. Cada silla representa mil personas que salieron desde esta plaza hacia Auschwitz (que está a solo 60km de allí), a Chelmno, a Belzec y prácticamente hacia todos los campos de exterminio dispuestos por los nazis. Este es uno de los muchos rincones de Cracovia que aparecen en “La lista de Schindler”. Lo que estoy contando aquí no es ningún secreto. En una esquina de la plaza hay una casita con los números 1941-1943 sobre la fachada y una placa diminuta que explica el porqué de las sillas. En esa plaza todavía hoy los tranvías a todos los rincones de Cracovia tienen una parada, así como muchos autobuses municipales y turísticos. De noche las sillas que componen el monumento miran a un neón que anuncia una agencia de viajes. Es la Plaza de los Héroes y no plaza de la Deportación porque el Ghetto de Cracovia fue uno de los que se sublevaron, uno de los pocos donde al menos algunos de sus habitantes pudieron elegir dónde morir y cuándo. En la placa se dice que esos héroes merecen algo más que tres líneas de texto en esa placa.

Se conservan dos fragmentos del muro que delimitaba el Ghetto, construido con una forma que recuerda las lápidas del cementerio judío.

Nada es por casualidad. El primer fragmento tiene detrás una de las casas de aquella época. El segundo fragmento es una reconstrucción financiada por una fundación judía que es hoy en día el muro del patio de una escuela. La placa que lo explica tiene un texto mucho más corto en polaco que en inglés, no sé si eso es revelador o es que yo soy muy mal pensado. Frente a la placa conmemorativa hay un parque de juegos con columpios y un tobogán. Como en todos los parques de juegos también parece ser un sitio bueno para ir a hacer botellón.

A un par de kilómetros de lo que fuera el Ghetto está el memorial del campo de trabajos forzados y lugar de martirio de decenas de miles de seres humanos de Plaszów. Originalmente eran terrenos comprados por la comunidad judía para crear un cementerio para los suyos. Los escombros que hay a la entrada del lugar son de un pabellón funerario colosal que los nazis demolieron aprovechando una fecha señalada del calendario religioso judío para mayor efecto desmoralizador de miles de prisioneros, mayoritariamente judíos polacos y húngaros.

Pero salvo por las placas explicativas que hay por aquí y por allá, allí no hay nada. Bosquetes y una campa gigantesca donde estuvieron los barracones, la Appelplatz (la explanada central donde se hacían los recuentos) y unos cuantos monumentos bastante pequeños. Quedan los restos del cementerio judío, del que los nazis destruyeron todas las tumbas salvo una: la de Chaim Jakob Abrahamer, fallecido en 1932, que sigue allí, rodeada de tumbas destruidas en una colina en la que salvo eso no hay nada más. Un panel explicativo relata que un alemán y un judío rebuscaron los dientes de oro que aparecían en las tumbas que profanaron.

Cuando en 1944 el Ejército Rojo estaba ya llamando a la puerta los verdugos nazis hicieron desenterrar a decenas de miles de sus víctimas apiladas en fosas comunes en el sitio de matanza que los polacos llaman la Colina del Cipote (por un juego de palabras que no podemos entender con el apellido del alemán que dirigía muy aplicadamente las ejecuciones) para ser quemadas en gigantescas piras y esparcidas sus cenizas con la intención de borrar sus crímenes en lo posible. Los testigos hablaron de diecisiete camiones llenos de cenizas. Y en cierto modo funcionó.

El monumento más grande es a las víctimas del fascismo, sin entrar en detalles. Hay una cruz y una virgen para recordar el lugar donde los polacos eran llevados para ser fusilados y enterrados (justo en ese sitio de nombre tan poco piadoso). Hay un monumento con los nombres de los diez primeros polacos (es decir, no judíos) fusilados allí aquél fatídico 9 de septiembre. Hay un monumento con los nombres de un grupo de oficiales de la policía polaca fusilados allí. Hay unos cuantos monumentos dedicados a las víctimas judías (que no han sido construidos por instituciones polacas) y solo en estos y en sus paneles explicativos encontré restos de carteles y pegatinas que protestan (en polaco y en inglés) contra la construcción de un museo de la Memoria en Plaszów porque resulta que esa zona es una reserva natural. Memoria sí, pero en su justa medida, supongo.

Al acabar la guerra los polacos de origen alemán son expulsados en condiciones horrendas y con gran mortalidad de toda Europa del Este, incluyendo Polonia. El país pasa a ser casi totalmente homogéneo, solo polaco, puesto que las minorías han sido expulsadas o exterminadas.

Polonia perdió la quinta parte de su población durante la guerra, que solo duró como tal unos pocos meses en su territorio. Lo que hubo allí una vez que se acabaron los combates fueron largos años de barbarie y matanza planificada.

Hay un museo dedicado al Armia Krajowa (el ejército clandestino polaco que luchó contra los ocupantes alemanes para ser posteriormente masacrado y perseguido por los soviéticos y el gobierno polaco de postguerra) que no pude visitar por falta de tiempo. Hay muchas señales que ayudan a encontrar la fábrica de Oskar Schindler. Hay viajes de un día a Auschwitz en todos los turoperadores de la ciudad. En un restaurante caro de la ciudad se rompió una copa y desde una mesa con 30 personas, todas con acento norteamericano, una mujer gritó Mazel tov! y toda la mesa rió y nadie más lo entendió. Los judíos viajan a Cracovia a conocer la ciudad de sus antepasados y su triste historia. A ver el lugar que fue y ya no es. Pero salvo que uno sepa a dónde está mirando es posible que no vea nada más que cuatro muros con placas en tres idiomas y dos alfabetos, unas sillas grandes e inútiles en una plaza y un campo de trabajo esclavo que no existe, una campa gigantesca con unos cuantos paneles en polaco e inglés que cuentan historias muy tristes.

No es que no se tenga en cuenta lo que pasó a los judíos en Cracovia, pero está clara la influencia del hecho de que en 1939 hubiera varios millones de judíos viviendo en Polonia y ahora mismo no lleguen a 10,000.

La salida fácil es echar la culpa a los polacos y el antisemitismo que muchos profesaban y no nos engañemos, todavía es relativamente frecuente. He visitado por trabajo la zona, he tenido reuniones con ingenieros, con increíbles dibujantes, animadores 2D y 3D, con personas muy inteligentes, amables, simpáticas y muy capaces. En una habitación llena de gente brillante miré en derredor y me di cuenta de estar en presencia de un milagro. Algunos de los asesinos de masas más eficaces de la historia tenían un plan que incluía convertir a ese pueblo en mulos de carga destinados a la desaparición a medio plazo y tuve la suerte de tener frente a mi la prueba viva de su fracaso. Y me alegro.

Solo me apena que el milagro no fuera completo.

A todo se le pueden poner pegas. Incluso a lo que no hemos visto. Pero entre lo que yo he visto le puedo poner pegas a las políticas de memoria de Alemania porque no van a terminar nunca de pagar por aquello y bien que lo saben. De las de Austria hay mucho que hablar. De las de Eslovaquia. De las de Chequia. Y de las de Polonia está claro que también. Pero entonces me acuerdo de las de España y se me pasa todo.

Un abrazo fraternal y mi admiración y cariño a todos los amigos que tengo que se dejan la piel trabajando en al recuperación de la Memoria Histórica.

Salud y Memoria.

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‘Egun finlandiar bat’ egun suediar batean.

2019/11/19an Mugalari.info-n argitara emanda: https://mugalari.info/fotogaleria/egun-finlandiar-bat-egun-suediar-batean-vicente-carrasco/


Argazkia: egilearena.

Egun suediar bat nahi nuke izan zurekin hizketan jarraitzeko. Egun suediar bat.

Toki hori ezagutzeko, hor Djurgården parkean, Estocolmo hirian.

Eta nahi baduzu zaldi gainean egingo dugu berba.

Zure hitzek ondo egiten didate, lasaitu egiten naute barren-barrendik.

Eta bide batez, kantu hau abestuz: ‘Egun finlandiar bat’ egun suediar batean.

·

Argazkia: Vicente Carrasco ‘Bixen’

Testua: Stan Wise

Kantua: Gari & Bernardo Atxaga

·

Egun filandiar bat

Egun finlandiar bat nahi nuke izan
zurekin hizketan jarraitzeko
zure hitzek on egiten didate
lasaitu egiten naute barren-barrendik

Paradisuaren gaia atera nizun
ta zuk erantzun bai,
paradisuaren fruitu eder asko daude
baina infernua ere hantxe egon daiteke

Egun finlandiar bat, egun finlandiar luze-luze bat

Aldatu al liteke bizimoduaz erabat
zenbat aldiz hasi liteke zerotik
galdera zailak ziren baina ez zuretzat
zu nire laguna zara, maite zaitut

Mintzatu gara hamaika gauzataz
mintzatu gara drogaz ansiedadeaz
mintzatu gara askatasun pertsonalaz
libreak izan behar dugula
libre! libre! libreak!

Egun finlandiar bat…

Finlandiako zerua udako aldean
beti egoten da urdin, apal eta urdin
ta eguzkiak laranja bat emoten du
ta ilargiak ere bai, laranja bat

Egun finlandiar bat nahi nuke izan
zurekin hizketan jarraitzeko
zu nire laguna zara
maite zaitut! maite zaitut!

Egun finlandiar bat!

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Memoria

Publicado en Mugalari.info el 18/05/2018: https://mugalari.info/2018/05/18/memoria-vicente-carrasco-bixen/

Hay quien persigue la creación de nuevas historias, de nuevas canciones, de nuevos colores. Quien captura los que unos pueden ver y otros quizás no. Y hay quien está atrapado por recuperar la memoria de quienes no pueden contarla. Acaso por eso, porque no pueden contarla. Porque no pudieron.

Esos que no se fueron sino que se los llevaron y por eso no pudieron contar ni su historia ni la Historia. Los que vieron su vida truncada y su memoria cubierta por la grava y el polvo de una cuneta, su recuerdo por la represión, ese mismo polvo pegado a las gargantas de los que quedaron. Los que murieron más de una vez, acusados de haberse ido con la querida, de haberse fugado con el dinero del sindicato, de haberse ido a América y han aparecido 70 años después no lejos de la casa de la que lo arrancaron, en un agujero de cualquier manera junto a otros como ellos. A veces con las manos atadas con alambre. Los que salieron de tu pueblo y desaparecieron en un crematorio alemán, siguen metidos en un buque británico hundido en el Atlántico, perdidos en un risco noruego o en un bosque eslovaco.

Hay quienes, de un modo u otro, están atrapados en esa búsqueda. Y cada día es la efemérides de un hecho luctuoso, cada lugar que visitan es una sucesión de fusilamientos, esto era una cárcel, aquí había un campo de concentración, aquí se juzgó a muchos, aquí no se sabe cuántos hay enterrados, debajo de este aparcamiento están, que se sepa, todos estos y aquellos son sus familiares, vamos a saludarles. A veces es la efeméride de la primera vez que aquellas mujeres que vemos en una película un poco borrosa, acelerada y sin sonido pero música muy viva, pudieron votar; porque no todo son desgracias, pero cuando se sabe mucho de quienes perdieron una guerra hay muchas flores y poco laurel.

Y si además se trata de este caso único en el mundo, quienes perdieron una guerra, perdieron la posguerra y perdieron la paz posterior, casi ni flores hay. Que haya dónde poner flores es casi un privilegio.

Detalle del monumento a los republicanos españoles muertos en Mauthausen. Erigido en territorio francés porque España nunca ha reclamado un trozo de tierra para homenajearles. · Foto del autor

Algunas, bastantes de estos libros ambulantes que son estas personas recuerdan demasiado. Hace poco veía una charla de un tipo que tras 20 años de servicio en unidades de élite del ejército de EEUU ahora es autor y conferenciante. A pesar de su físico impresionante no intimida por eso, sino porque cuando habla no puedes sino imaginar la cantidad de gente que este tipo ha matado con sus manos (y la de gente que ha muerto por y a sus órdenes). Casi puedes ver el montón de cadáveres detrás de él. Estas personas, decía, algunas veces recuerdan demasiado. Pero en su caso recuerdan porque alguien tiene que recordar. Y a veces también ves ese montón de muertos, ahí detrás, cuando se cuenta su historia. Una fecha, un lugar, un nombre no les trae a veces más que recuerdos de muerte y de olvido. De olvido para otros, que no para ellos. Porque alguien tiene que recordar todo el tiempo para que todos podamos recordar un poco. Para que los buenos sólo mueran una vez. No sólo saben cuándo mataron a quien y dónde; y algunas veces quiénes fueron y cuánto cobraron, que está todo apuntado en algún sitio. Saben de aquella obra de teatro que se hizo y de la que se escribió pero no se pudo representar, del libro, de su autor y de dónde acabó, si fue en una fosa o fue en un rincón de un edificio perdido donde le hicieron esconderse guardando su vida empaquetada en recuerdos como si por haber perdido estuviera equivocado, si estuviera loca, como si lo que hubiera visto y hecho nunca hubiera sucedido. Como si lo único real fueran mortajas para los vivos y fosas anónimas para los muertos.

Detalle de la mesa de disección que está junto a los hornos crematorios del campo de concentración de Gusen, donde miles de republicanos fueron asesinados. Foto del autor.

Ese amigo, esa amiga que trabaja en Memoria Histórica. Que bucea en archivos, que ha sacado una, diez, ciento cuarenta y cuatro personas de fosas con sus propias manos, de tumbas más o menos identificadas pero sin ataúd, cruz ni placa que la identificara. Tomaos un café con él, con ella. O un vino. Un vino no estaría mal. Están haciendo algo bueno para todos, algo que es muy difícil y que a todo el mundo acaba rompiendo un poco por dentro de cuando en cuando. Hay que echarles una mano. Si llevarles al archivo o acompañarles a uno de esos lugares de muerte (que también son de esperanza, porque lo que hay ahí son semillas, no nos olvidemos) es demasiado, siempre se puede ayudar de alguna otra forma.

Van quedando pocos testigos vivos y pocas ocasiones de pasar la tarde con uno de esos abuelos de apariencia tan normal y un pasado tan repleto de aventuras, muy a su pesar. Ahora esos hitos que conectan lo que pasó, lo que podría haber pasado y lo que podría pasar son los militantes de la memoria, sus libros, sus trabajos.

Es mucho peso y son pocas manos.

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P.D.: Mientras escribía esto un amigo me dice por Whatsapp que uno de esos nombres que la ARHM está difundiendo porque son cuerpos que estaban con Timoteo Mendieta en una fosa y no había familias que los reclamasen resulta ser su abuelo, al que sí fusilaron (el otro se libró porque el que dirigía el pelotón de fusilamiento y él eran del mismo pueblo).

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A Rolex o a setas

Publicado en Mugalari.info el 30/01/2018: https://mugalari.info/opinion/a-rolex-o-a-setas/

La última vez que estuvimos en Euskal Herria un amigo nos regaló vino.

En realidad varios amigos nos regalaron vino. Lo que quiero decir es que siempre que vamos, siempre que voy, vuelvo con vino en la maleta. A veces es del que no se puede comprar aquí en Suecia. Luego me paso de peso, la maleta me hace un extraño y por sujetarla llevo desde semana santa en rehabilitación y lo mismo me operan como a esos que juegan al balompié.

Lo que hacemos a veces porque los amigos son como son. Pero no nos desviemos.

Voy a hablar específicamente del vino que un amigo nos regaló la última vez que estuvimos en Euskal Herria. Un Rioja Alavesa joven, “un vino divertido”, según nos dijo este amigo del que tanto he aprendido. Por poner un ejemplo, si quieres que alguien pruebe un vino soberbio lo que haces es regalarle dos botellas.

Este vino por lo visto ha ganado un concurso en Francia, en Alemania o en algún sitio de Europa. No le entra en la cabeza a nadie que haya sido el bodeguero quien moviera un solo dedo para participar en nada, así que debe haber sido por pura casualidad o porque el vino bueno quieras que no tiene las patas largas. No quiere exportar porque total, le va a dar mucho más trabajo y es posible que más dinero, pero no mejor vida. Va a tener que hacer más papeles, más intermediarios se lo van a llevar crudo por estar entre él y el que se lo bebe y al fin y al cabo lo que él quiso cuando se puso a hacer vino hace cosa de diez años era vivir mejor.

Todo el trabajo lo sacan adelante entre dos personas (él y otro que le ayuda cuando hace falta), producen unos cuantos miles de botellas al año y con eso vive bien. Y como suelen hacer los bodegueros que trabajan bajo el paraguas de una denominación de origen, ese pico de la producción que no pueden sacar a la venta con todas las de la ley (etiqueta, holograma, número) sale sin etiqueta. Esas botellas sin nombre son las que me traje para Suecia. Una botella así, sin una mísera etiqueta, de partida hace sospechar a la gente del norte verdadero que está frente a algún brebaje salido de una destilería tan cutre que no da ni para imprimir unas pegatinas pero que, poco familiarizados con el vino joven, les pone a bailar como cobras desde el momento mismo de descorchar y dar a oler.

Quizás estoy dando a entender que con un vino así en Suecia, entre lo rico que está y toda la historia que tiene detrás, gano puntos de exotismo. Un exotismo que no tengo ni voy a tener me ponga como me ponga. Pero esa es otra historia. La de otro, supongo.

Yo cuento esta historia y enseguida veo si a quien tengo delante lo quiero para un rato nada más o vamos a hablar de más cosas. Si hay que abrir esa botella o no. Si estamos a lo interesante o a lo importante.

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Aguante, Pititxu

Publicado en Mugalari el 27/11/2017: https://mugalari.info/opinion/aguante-pititxu/

He vivido en media docena de ciudades y he vivido en más de una docena de casas. En una de ellas, la que era para toda la vida, lleva diez años viviendo una familia que no es la mía. ¿Pareja para toda la vida? He tenido. Mejor no voy a enumerar porque no quiero ir ese sendero muy a menudo. Sigo batallando con la escasez de palabras de todos los idiomas al mismo tiempo para describir a la que fue tu sobrina pero ya no lo es y a la que fue tu hija adoptiva y ahora no sé lo que es. Todo cambia y casi todo se puede perder, ir, romper, casi desaparecer. Pero tengo amigos de toda la vida que posiblemente acaben siendo para toda la vida.

Nunca se sabe pero ahí sigo, esperando lo mejor.

Y vivo con un gato. Un gato que ha estado conmigo en tres de esas ciudades, en seis de esas casas y muchas de esas parejas para toda vida.

Tampoco le quedaba otra porque es un gato de interior, pero ahí ha estado.

Lo adoptamos porque era un poco especial. Prefería juntarse con los humanos y eran los perros de la casa quienes lo mantenían limpio y calentito. Sus hermanos le pasaban por encima, no le dejaban agarrarse a la teta. Era el más pequeño de la camada, el único negro. Le gustaba quedarse dormido frente al fuego, a poder ser sobre la barriga de alguien. Si era alguien a quien no le gustan los gatos mucho mejor.

Acabó convencido de que era un perro más, no salía a aprender a cazar pájaros y ratoncillos con su madre y sus hermanos. Pero llegó el momento en el que en los caseríos se aplica la ley de que ahí todo el mundo trabaja y quien no trabaja desaparece. 15 días aguantó como único superviviente de la camada, para total confusión de su madre (de nombre Pussy, para más señas), que posiblemente estaba preñada otra vez y había dado por perdido al alicate de su hijo el negro chiquitito y amigo de los humanos y los perros.

Hubo que convencer a mi novia de entonces, que siendo de caserío no veía bien el tener a un animal en un piso, pero a un piso acabó viniendo.

Aterrorizado todo el camino. Aterrorizado al salir del transportín. El amo de toda la casa dos horas después de llegar, tan pequeño él que no podía subir sólo al sofá para poder dormirse en la tripa de alguien que no aceptaba su presencia y cada día se quedaba dormida en el sofá después de cenar, exhausta con dos trabajos, y cada vez se despertaba con un gato negro durmiendo sobre su plexo solar.

El gato en cuestión fue bautizado como Piti por un niño de 18 meses, así que lo mismo no era eso lo que le decía. Pero un gato negro llamado Piti me pareció perfecto porque “Pakean utzi arte” y el otro Piti murió un 18 de agosto, que es mi cumpleaños y el del gato también. Así que Piti.

Aunque era una gata, pero luego resultó que no.

Una noche que estaba ronroneando como era su obligación una de sus asistentes preguntó al otro:

– ¿Tú sabes si las gatas tienen clítoris?

El otro asistente tuvo que reconocer que no tenía ni idea, pero claramente en el bajo vientre aparecía en medio de todo aquél suave pelo negro un pequeño objeto de forma casi balística, rojo furioso, que quizás se trataba de un clítoris. Por qué no.

Cuando llevé a vacunar a Su Alteza el veterinario se rio a mandíbula batiente. Me hizo observar desde atrás al gato, en concreto esa bolsita que había aparecido justo debajo del ano. Luego me dijo que si me resultaba familiar.

Así que Piti fue registrado como varón con el nombre de Piti Ashler.

Como el barón Ashler, para perpetuar la memoria de lo txotxolos que éramos sus asistentes.

Muchas mudanzas después, después de no haber recibido reiki como su hermana en una escala parisina sino un poco más de valium en un aeropuerto alemán, después de haberse vuelto totalmente majara con los días sin fin de su primer verano nórdico, de haberse vuelto loco por salir a la nieve, tocarla e inmediatamente decidir que si quieres salir tú bien, pero él ni en broma; después de todas las cosas que han pasado a su alrededor y a él mismo, nuestro Pititxu está enfermo.

Ya ha sobrevivido a problemas renales y un problema de tiroides por el que estuvo una semana en el hospital, incluyendo 24 horas en la UCI y varias semanas convertido en El Gato Radioactivo. Pero ahora lleva meses enfermo y medicado a diario. A veces mejor, a veces peor, pero no dan con lo que es. Y sufre. Y a veces sangra. Incluso empezó a dormir en sitios raros, apartado de todo. Ahora siempre duerme pegado a mí. Viene a mí para que haga algo. Para que le ayude. Le pide ayuda a ese simio totalmente imprevisible que casi nunca entiende lo que quiere decir cuando le mea los periódicos, la ropa o le chilla lo que necesita. Pero tampoco le queda otra, así que me pide ayuda a mí.

El pasado domingo fui a urgencias con él para que le dieran algo porque estaba sufriendo y el dolor casi siempre es totalmente innecesario.

Le dije a la enfermera que llevamos meses con pruebas y más pruebas, que está sufriendo y que pedí por teléfono algo para el dolor y no me lo quisieron dar, así que allí me planté. Me preguntó por la edad del gato.

14 años, le dije.

– Claro, son muchos – dijo ella.

Al rato volvió con un formulario marrón (¡marrón!) y me dijo que ahí tenía que decidir si quería incinerarlo y qué hacer con las cenizas o con el cuerpo en caso necesario.

¡Nonononononononono! Le dije espantado.

Humor, drama, humor. Siempre es igual. La enfermera se ruborizó con tal intensidad que pensé que iba a tener un ictus y no me cabe la menor duda de que va a estar roja hasta la primavera. A la gente muy pálida se le nota mucho y aquí estamos pálidos todos.

No pude más que reír de buena gana. Me pidió perdón 20 veces, pero yo le di las gracias porque si necesitaba algo en ese momento era echarme unas risas. Y un veterinario. Las risas ya las tenemos, porque se acabó riendo hasta ella, ahora quiero un veterinario. Y un veterinario tuve casi sin esperar.

Me dieron analgésicos (de los buenos, según mi experto de cabecera en opiáceos) y otra cita para más pruebas tres días después. Le han tomado muestras de piel, de orina, de tejido del hígado y del bazo, le han hecho radiografías del tórax, ecografías del bajo vientre y del cuello, pruebas de sangre no sé ya cuántas veces. No será porque no lo estemos intentando.

Ahora estoy esperando a que me den el resultado de estas últimas pruebas, pero el momento en el que hay que aceptar los hechos y dejar de hacer sufrir al animal puede estar a la vuelta de la esquina. Me han ido dejando caer ya la idea de que hay un momento en el que lo mejor es darle una muerte digna y evitarle sufrimientos innecesarios y que obviamente ellos pueden aconsejar pero el que decide soy yo. Y me darán ese formulario marrón (¡marrón!) y esa vez habrá pocas risas.

Hay una colinita en un bosque no lejos de casa donde la gente ha organizado un cementerio de mascotas. No tengo ninguna prisa por ir allí con una pala que todavía no he comprado. Pero catorce años para un gato casero no son demasiados. Ahora algunos viven diecisiete, incluso veinte años. Durmiendo casi todo el día, moviéndose despacito de una siesta a otra, a la comida especial para gatos muy viejos y vuelta a la siesta.

Quizás un rato al sol cuando tenemos un poco. No estaría mal buscarme una de esas lámparas que recomiendan para sintetizar la vitamina D.

A mí me vendría bien y seguro que a él también.

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La tortura explicada a un lector de La Razón (y por qué debería preocuparle)

Publicado en Mugalari.info el 18/04/2017: https://mugalari.info/opinion/la-tortura-explicada-lector-la-razon-deberia-preocuparle/

Lo normal es escribir para la parroquia de uno, los que sabes que te van a entender la gracia o la falta de ella porque la mayoría escribimos para que nos quieran más, digamos lo que digamos cuando nos lo preguntan.

Voy a escribirle ahora a ese que no se cree “lo de las torturas”. A ese que se cree que eso viene en el “manual de ETA” ese que aunque se les hayan metido hasta la cocina mil veces nunca aparece. Y ni siquiera estoy hablando de los que le dijeron a la cara a Martxelo Otamendi cuando habló en el parlamento vasco que aquello era un teatro. Conozco gente, y no poca, que está realmente convencida de que la policía no tortura nunca. Que la policía española, cualquiera de ellas, podría, se lo pide el cuerpo muchas veces, y si pudieran hacerlo lo harían en el nombre de un bien mayor. Pero no lo hacen porque no pueden, porque se les caería el pelo. Por torturar. Ya ves tú. En fin, que me despisto.

Hablo de gente que seguramente no se enteró siquiera de que acaban de juzgar a cuatro guardias civiles acusados de torturar a Sandra Barrenetxea. A ellos les pedían más años de cárcel (19) de los que le hubieran caído a Sandra si hubiera firmado lo que querían que firmara.

Pero ni ella firmó nada (y no fue porque no fueran persuasivos, los muy canallas) ni les van a caer 19 años, porque los guardias civiles fueron absueltos. Ojos que no ven corazón que no siente, dicen.

Dicen.

Dicen los que no saben que hay mazmorras donde suceden cosas mucho peores que morir.

Los casi cinco mil testimonios documentados de torturas en Euskal Herria desde finales de los 60 (a saber por qué número hay que multiplicar ese número si se cuenta todo el Estado ¿Por 10? ¿Por 20?) son propaganda, fantasías alunadas, lamiquejos generados acaso por un bofetón que se escapó, dos manotazos en la mesa y cuatro voces. Y cuatro amenazas.

“Habla o te vas a cagar” y se ven solos, con hambre, con sueño y eso hacen. Se cagan. Normal.

Yo le escribo a quien se cree estas cosas. Le escribo esto también al que cree que si se tortura bien hecho está y poco se hace para todo lo que se tenía que hacer. No sé si tengo alcance como para que me lea alguno de estos, pero por intentarlo que no quede. Yo le escribo al que mira para otro lado porque todo eso le pilla de lejos.

Sé que no te vas a creer el miedo que pasa quien sufre la tortura, da igual que sea quien teme que le saquen lo que no quiere decir como si es un infeliz, una infeliz que no tiene nada que decir y lo va a pasar igual. No te vas a creer el miedo de quienes conocen y quieren a esas víctimas de la tortura. Del miedo que transmite el saber que un ser querido, un conocido siquiera, está ahora mismo en una mazmorra y tú no.

Y tú no de momento. No te vas a creer el miedo de los que detuvieron con Mikel Zabalza y salieron vivos, que no de una pieza. La tortura es la violación del alma de un pueblo. De más de uno. Del que la sufre y también del que la aplica. Hay un antes y un después. Unos lo llevan mejor y otros peor, pero la huella está ahí. La tortura destruye a muchísimas más personas de las que toca directamente. Hay cosas peores que morir. No muchas pero hay.

En los mundos de Yupi tienen que demostrar que el acusado es culpable.

En la cruda realidad a veces vas a ser tú quien firme lo que haya que firmar. Hay quien les pide la muerte para que paren. No vas a firmar.

Firmas la muerte de Manolete, el crimen de Cuenca y el desembarco de Normandía. Y el de Alhucemas, para que haya un triunfo y un desastre. Lo que sea. Pero que paren. Luego ya en el juicio ya veremos. Y en el juicio es tu declaración y la opinión de los peritos, que son los que no vieron nada o los mismos que te lo hicieron todo.

¿Y por qué te escribo y te cuento todo esto que no te vas a creer? Pues porque cuando lo dejan, cuando ascienden, cuando se jubilan, esos tipos dejan las tierras bárbaras donde tenían impunidad, malos horarios, mala vida pero podían con todo (su miserable versión del “uno recuerda donde fue pobre pero feliz”) y los mandan a donde vives tú.

A llevar la vida que soñaban cuando todo iba tan rápido que no soñaban. Son los que te paran en la carretera, te identifican en el aeropuerto, es tu vecino, es el padre de la mejor amiga de mi sobrina, es tu compañero de gimnasio, el yerno de tu hija, el novio de tu hermana, tu hermano cofrade, el borracho ese que no habla hasta que no está bien pedo y se le ve su cara de verdad, es ese otro borracho que sacó la pistola en el bar ni se sabe cuántas veces (y la chorra al menos una vez) porque volvió roto de “la Guerra del Norte” y porque además está casado y con dos hijas pero cuando se emborracha sólo a medias es gay entero pero no puede serlo y aquí está su pistola y aquí sus cojones.

Si crees que haber hecho todas esas cosas no les pasa factura estás muy equivocado. Y es mejor que tengas todos los hechos porque así entenderás estas cosas que pasan algunas veces. Y más que van a pasar. Menudo ganado os llegó de vuelta a los mundos de Yupi. No te lo puedes ni imaginar.

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Al ‘sembrao’

Publicado en Mugalari.info el 10/04/2019: https://mugalari.info/opinion/al-sembrao/

¿Qué se hace cuando ves a un amigo repitiendo el mismo error una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez?

Cuando ves que va de cabeza a darse con la misma pared, tras tropezar con la misma piedra. Y allá que va otra vez el tío. Que bien sabe él que por ahí no es, salvo que busque darse otra vez con la misma pared. Y además, más fuerte. Porque cada vez se las da con más ganas, que no se sabe de dónde las saca. Ay, si le pusiera las mismas ganas a otras cosas. Pero no.

¿Es parte de ese peso que llamamos educación judeocristiano que es la losa católica que muchos llevamos en la mochila, aunque sea en trozos, el ir por ahí rescatando gente? ¿No entenderemos nunca que se puede rescatar a alguien de un peligro, de una idea, incluso más de una vez, pero no se puede rescatar alguien de sí mismo?

¿A partir de cuántos amigos diciéndote que te vas al “sembrao” puede uno empezar a considerar que efectivamente se está uno yendo al “sembrao” y eso a lo mejor no es bueno? ¿dos? ¿siete? ¿Doscientos quince? ¿Quién tiene doscientos quince amigos que le digan las verdades? ¿Y siete? ¿Y dos?

¿Es verdad que a partir de un cierto momento en la vida entramos en razón? ¿Es verdad que nos alcanza el sentido común, aunque lo rehuyamos?

Porque después de que salgan las muelas del juicio no es, eso seguro. Y después de que te las saquen todas tampoco.

Quien tiene amigos que quieren que les vaya mucho mejor de lo que les va ¿alcanzan con el simple paso del tiempo el derecho a reclamar la soberanía personal, el poder decidir por sí mismos que sus errores son suyos porque son decisiones y las decisiones, como las opiniones, son libres? ¿A partir de qué punto puede esa persona renunciar al privilegio de preocupar a otros y saltar al vacío, poder seguir haciendo el tonto pero ya sin público sobrecogido?

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Las cosas pasan

Publicado en Mugalari.info el 22/12/2018: https://mugalari.info/opinion/las-cosas-pasan/

Una niña nace muerta. Muere un día antes de venir al mundo sin que nadie pueda hacer nada que no sea ayudar a la madre a que dé a luz una criatura muerta. A raíz de la experiencia, esa madre, nacida y criada en una cultura carente de la necrofilia católica, con sus cementerios cerrados a cal y canto durante la noche y llenos de sarcófagos de piedra, vírgenes llorosas, cristos hiperrealistas, caras gimientes esculpidas junto al nombre del difunto y muchas flores naturales y de plástico, esa madre celebra el cumpleaños de esa criatura perdida (que tiene nombre) cada año en casa con sus tres hermanitos más pequeños. Y en el cementerio. En ese cementerio que es un bosque y un jardín al que yo voy porque sí, porque me encanta que no sea lúgubre y no esté lleno de sarcófagos y vírgenes llorosas.

A mí me llevaban cada 15 días a uno de esos bien tétrico con sus cipreses y sus estatuas terribles a ver (y a rezar delante de) mis abuelos paternos y maternos, mis tíos y mis tías. Estos niños van a celebrar con su hermana mayor durante un ratito todo lo que tienen que celebrar a lo largo del año, no solo el cumpleaños y el día de difuntos. Cada cual hace lo que puede para sobrellevar la pérdida. ¿Cómo se procesa el parto de una niña muerta? ¿Y un embarazo completo seguido de la muerte del bebé tras unas pocas semanas? ¿Y confirmar lo que los médicos dijeron en el cuarto mes, si queréis seguir adelante es contra nuestro consejo, nacerá pero no sobrevivirá?

Al principio de un embarazo las posibilidades de que se pierda son mucho más altas de lo debido para poder relajarse del todo. Acaso por eso mucha gente no dice nada y lleva su incipiente embarazo con el mayor de los secretos. ¿Entonces ya es oficial? Pregunta alguno al recibir la noticia. Tres o cuatro pruebas de embarazo (de distintas marcas y en distintos momentos del día) y una visible tripita no es bastante para poderlo contar, por lo visto.

Pero se pierden. Muchos. Muchísimos. Con madres muy jóvenes o con las cada vez más frecuentes madres de más de 40. Los hombres revoloteamos alrededor de este inmenso agujero que se traga a tantas criaturas que pudieron ser y no fueron haciendo, en el mejor de los casos, lo posible por ayudar. Podemos intentar asumir que a veces ellas saben y punto y nosotros lo aceptamos o hacemos el gilipollas otro poco, que total es algo que podemos hacer sin mayor esfuerzo. En el peor de los casos… ¿quién no ha visto lo que un hombre puede hacer en el peor de los casos?

Al contar la pérdida de un embarazo, que al principio del principio no es sino un pegote de células sin espina dorsal, sin cerebro y sin ese corazón enloquecido que se ve en las primeras ecografías, llegan todas las historias que tanta gente ha mantenido de puertas adentro y confirman la sospecha de este que lo cuenta que no es, de largo, lo peor que podría haber sucedido. Aquí intentan salvar a prematuros a partir de la semana 22, pero hay quien tuvo que expulsar un feto en la semana 21 en el baño de un hospital. En un cubo. Al menos no fue en casa. ¿Qué haces con ese muñeco de 21 semanas si te pasa en casa? ¿Vas al bosque y lo metes en un agujero? Mujeres que reciben el diagnóstico de que sus posibilidades de concebir son remotas. Se van a su casa con el alma hecha pedazos y se quedan embarazadas, pero efectivamente pierden el feto en las primeras semanas; y dos meses después conciben y todo va perfecto y hay por ahí danzando un mocetón que ya está aprendiendo a leer con sus mofletes sonrosados.

No veo la razón para que no piensen esas mujeres en algunos momentos que las tratan como a ganado. Recoge este sobre a tu nombre con las pastillas metidas en sobrecitos más pequeños que tienes que tomar para soltar toda esa materia inútil que todavía tienes dentro de ti y que hace que tu cuerpo siga creyendo estar embarazado aunque ya no lo estés. Dentro del sobre tienes las pastillas necesarias (y más, por si acaso) y todas las instrucciones. Para que pases miedo de verdad, en este país en el que los analgésicos potentes son más escasos que la pomada de uranio te vamos a meter dos dosis de opiáceos para que las uses en caso de que tengas dolor alto, que todo puede ser. Si tienes alguna duda llama a este número. Si llamas a ese número una grabación te dice que tienen el cupo de llamadas cubierto para ese día y que pruebes el próximo día laborable, que en este caso es dentro de cinco días. Aunque llames a las 8:30. Vas a tener que llamar al servicio centralizado donde una enfermera atenderá tus preguntas leyendo de una lista de pasos a seguir porque nadie puede saberlo todo pero en ese número reciben llamadas sobre todo lo que puede pasar y pasan muchas cosas. Muchas.

De todos modos el embarazo que dio origen a esta historia es la sorpresa que tenía preparada la naturaleza a una madre que exactamente dos años antes estaba fajando un cáncer muy agresivo y un padre que hace menos de una década pasó las paperas, algo que implica un 50% de salir estéril del trance. Hay que disfrutar las cosas por lo que son, no por lo que podrían ser. Porque las cosas pasan y la mayoría son malas. O regulares. Y las malas son malas de verdad. Pero también hay buenas.

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Sobre el fútbol

Publicado en Mugalari.info el 02/07/2018: https://mugalari.info/opinion/sobre-el-futbol/

No me interesan los deportes de equipo. No me han interesado nunca, lo que pasa es que de pequeño no había manera de librarse de ellos, así que entre pitos y flautas desarrollé una sólida carrera como paquete supremo en varios deportes; siempre de los últimos en ser elegidos para acabar de portero (a veces) o de poste (muchísimas) veces. Creo que he hecho hasta de canasta. El caso es que no me interesan para practicarlos y mucho menos para verlos. Con los años he construido a mi alrededor una burbuja en la cual no se habla de fútbol. Nadie me pregunta más allá de la primera vez si he visto tal partido o me he enterado de tal resultado. Durante el (campeonato) mundial (de fútbol) cuando me preguntaban si lo seguía preguntaba con toda la honestidad del mundo que el mundial de qué. Como si estuviera al tanto de cuándo es el campeonato mundial de algo.

Cuento esto no para demostrar lo interesante y especial que soy (que es una cosa que salta a la vista una vez se repara en que cuelgo los calcetines en el tendedero por colores y funciones) sino porque estoy intentando plantear un asunto y necesito esta introducción.

Los seguidores de deportes de equipo, principalmente fútbol, son legión. Están, estáis por todas partes. No hay ya brecha de género, ni de edad, ni de clase social, ni de nivel educativo ni clase social que la cosa del fútbol respete. La mayoría de la gente está al tanto, muchísimos se preocupan demasiado por ello y una barbaridad de gente pierde los papeles y si es necesario echa espuma por la boca y pierde hasta el apetito a cuenta de lo del fútbol.

– Es un sentimiento, me dicen. Si no lo entiendes no lo vas a entender nunca, me dicen.

Después de darle muchas vueltas llegué a la conclusión de que es la parte del deporte de equipo con la que uno conecta o no. Y esa conexión sucede de un modo tan bestial que a quienes no nos afecta (esos que durante años pensamos que estábamos estropeados porque cómo íbamos a ser capaces de no disfrutar o sufrir con lo que todo nuestro entorno lo hacía) nos deja totalmente fuera de lugar. A ver si íbamos a ser de esa gente que no le gusta el jamón ibérico, por poner un ejemplo raro. O las croquetas. Alguno habrá que no le gusten, seguro.

Para mí, la parte importante es cuando quien está metido de verdad en el ajo dice cosas como “hemos perdido”, “hemos ganado”, “cuando nos robaron la Eurocopa” o “es que esos (los del equipo de los malos, no el suyo) son” y ahí entran adjetivos que si se refirieran a los negros vendría de un miembro del KKK y si se refiriera a los gays vendría del Trump brasileño, maldita sea su estampa. Con frecuencia este uso de la primera persona del plural, ese “nosotros” (los once en pantalones cortos y el que dice estas cosas) viene de gente que en cualquier otro ámbito de la vida tiene mucho más sentido común y muchas más luces que yo, algo que me confunde mucho. El contraste, digo. Que haya quien tenga más luces y más sentido común que yo es público, notorio y felizmente muy común.

Cuando un esquiador gana un campeonato sus seguidores (que los hay a miles) no dicen “hemos ganado”. Cuando un boxeador renueva el titulo nadie se apunta al carro con la salvedad de los que han apostado y ganado. Y ni por esas. El boxeador ha ganado y tú también, pero nadie se calza los guantes por poderes. Pero vamos a hacer una pirueta a ver si es lo gregario lo que causa este lío.

Cuando uno de mis grupos favoritos saca un disco nuevo ni yo ni los demás fans enloquecidos por su música decimos que hemos sacado disco y que a ver si es bueno. “Vaya disco vamos a sacar muy pronto Ruper Ordorika y yo”, podría decir. Ya me gustaría, pero no. Ruper Ordorika va a sacar un disco dentro de unos días y yo voy a aplaudir y escucharlo con cuidado, como debe ser. El público de una noche de monólogos o una obra de teatro de esas diabólicas donde tienes que participar y lo mismo acabas en el escenario nunca dice “vaya bolo bueno hemos echado hoy y eso que me he levantado medio resfriado”. Durante años un amigo y yo hemos hecho bromas con coches tocando la bocina hasta las 3AM celebrando que le han dado el Nobel de Física por fin a quien se lo tenían que dar y sobre los seguidores de Murakami que a este paso no van a ver cómo le dan el Nobel de Literatura pero es que ellos están ahí “pa sufrir” y miran las banderas y las vuvuzelas oficiales de Murakami almacenadas en su armario desde hace demasiado tiempo y les dicen “este año tampoco, pero va a suceder; será el año que viene quizás, acaso será el que viene”. Y su gato maúlla, seguramente por casualidad.

Ahora que el otoño y el invierno juegan a ver quién puede más salen los defensores y los detractores del frío, del calor, del otoño, del hielo y de la nieve, de la chicharra veraniega y de la condenación y vida miserable que acarrean todas las estaciones. Imaginemos por un momento que yo mismo, eterno defensor del otoño como paraíso del color, adorador de la nieve, el frío y la oscuridad que conlleva porque “maite ditut maite gure bazterrak” y sanseacabó, arranco una conversación mañanera con un jovial “vaya mañana buena hemos hecho… ¿y qué me dices de esta noche? Hemos bajado a -7 y podíamos haber llegado a -10, pero no hemos podido.” ¿Cómo de loco sonaría, no ya como defensor sino como creador del frío y el invierno, partícipe de de las borrascas, arte y parte de la borrasca que viene de Rusia y le hiela el alma a los flojos y veranitas?

¿Os dais cuenta, mis queridos futboleros, mis queridas futboleras, de lo locos que parecéis estar cuando decís esas cosas?

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Bon vent i barca nova

Publicado en Mugalari.info el 05/07/2018: https://mugalari.info/opinion/bon-vent-i-barca-nova/

Se llama Nora Axelsson Håkanson y es miembro del partido político sueco F! (Feministiskt Initiativ, Iniciativa Feminista). En Agosto de 2017 escribía en un articulo publicado en Aftonbladet: “Da igual que bloquee números. Al cabo de una hora el teléfono vuelve a sonar. Más fotos con desnudos, un texto erótico conmigo como protagonista, más acoso”. Cuando escribió esto tenía 17 años, ahora tiene 18. Con 17 años se definía como “una niña que sabe demasiado sobre agresión sexual porque, como casi todas las demás, ha estado expuesta a ella”. Se preguntaba también por la reacción que esperaban esos hombres al enviarle fotos de sus penes.

Le pedía a Robin, a Peter, a Anders, a Tim, a Mikael, a Gustav y a Martin, porque son todos blancos y 100% suecos en su inmensa mayoría, que le explicaran qué es lo que hace que se comporten así. Si es la cultura sueca, la fiesta de Midsummer o el arenque lo que les hace agredir a niñas sexualmente.

En el centro del foco de atención de los hombres que están detrás de este comportamiento está F!, el partido feminista en el que Nora milita, pero el problema afecta a todos los partidos politicos suecos, incluyendo a la extrema derecha populista (que por si no hubiera bastante tratándose de nazis trajeados liderados por un ludópata, tienen además sus sórdidas tramas internas de discriminación, agresión y abuso sexual). La pasada semana una mujer que se dedica a la política informó a la policía de haber recibido casi 400 llamadas de hombres desconocidos, varias decenas de amenazas de violación y otras tantas amenazas de muerte. En una semana. Así las cosas, las mujeres suecas activas políticamente son cada vez menos en lugar de ser cada vez más. A dos meses de las elecciones generales.

Suecia es una sociedad totalmente abierta, donde datos como la dirección, el numero de teléfono o la fecha de cumpleaños de cualquier residente son públicamente accesibles para todo el que tenga internet y que no lo sean no es sencillo. Salvo que exista una razón de peso, no hay una forma rápida y eficaz de proteger los datos personales básicos de las personas, así que es muy difícil proteger algo tan básico en una democracia consolidada como la participación libre en política de una gran parte de la población. Poco más o menos la mitad de la población.

Es una historia que debe contarse. Con el problema añadido de que, cuanto más lo cuentan, más les dan. Como el abusón del patio que, al oír “por favor, no me pegues más” redobla sus esfuerzos y le da más, con más mala leche y donde más duela a su víctima caída en el suelo, a su merced.

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