El conductor del autobús entre Kiruna y Jukkasjärvi recorre varias veces al dÃa la distancia entre la única ciudad del paÃs de los Sami y el Hotel de Hielo, que cuesta millones construir entero con bloques de hielo, de ahà el nombre, para que turistas ricos de medio mundo vayan allà a que los sangren.
Entre Kiruna y Jukkasjärvi hay un pueblo muy pequeño, escondido en un bosque espeso,
donde casi siempre hay más de un metro de nieve a la puerta de casa.
“En este pueblo hay más perros que genteâ€.
Dice el conductor del autobús entre Kiruna y Jukkasjärvi.
Y lo dice como si eso fuera algo malo.
El conductor del autobús entre Kiruna y Jukkasjärvi
trata cada dÃa con gente de medio mundo
sin que se le pegue nada de nadie,
ni bueno ni malo.
Y busca miradas cómplices.
Como si eso fuera fácil.
Siendo el conductor del bus entre Kiruna y Jukkasjärvi.
Tenemos la escopeta cargada constantemente. Tenemos la piel finÃsima y siempre estamos preparados para ofendernos muchÃsimo por todo y por cualquier cosa. Y para ofendernos porque el vecino se siente ofendido por una chorrada, no como nosotros, que nos ofendemos por cosas con fundamento y abrazamos ese cabreo con una pasión que ya podrÃamos poner, aunque fuera un rato, en otras cosas.
Cuanto más se piensa menos sentido pero más explicaciones hay para esto de poner la ikurriña a la altura de la bandera de Daesh, la de Transnitria o la de Crimea como ejemplos de “lo que noâ€. Por otra parte avisan de que la lista no es exhaustiva, es decir, que decidirán en el momento y a callar todo el mundo. “Lo que sÆlo dejan bien claro en las normas, que están aquÃ:
¿Y la de Palestina? Pues por Israel. Que Palestina abriera una embajada en Estocolmo hace bien poco parece que no tiene la menor importancia en este caso.
Vivo a unos pocos cientos de metros del lugar donde van a hacer ese festival que ya de partida por mà se podÃan haber metido por donde amargan los pepinos no ya este año, sino todas las ediciones anteriores.
En DVD.
Con Extras.
Las posibilidades de que esa u otra prohibición (a ver, que estamos hablando de normas para el público del festival de Eurovision, no de Derechos Humanos y en este paÃs JAMÃS se ha prohibido un partido polÃtico) afecten mi vida son tan remotas como que Scarlett Johansson me invite a su txoko. Al que por supuesto no irÃa solamente por llevar la contraria.
En el 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial muchas heridas siguen abiertas y muchas injusticias aún no han sido reparadas. La mayorÃa nunca lo será, pero hay pasos en la buena dirección.
En el camino de ida (no estaba previsto, pero hice parte del viaje en solitario y en tren), un ferroviario reconoció mi camiseta del Batallón Británico de las Brigadas Internacionales y me recomendó bajarme dos estaciones más adelante para subir al Intercity y con el mismo billete llegar antes a Linz.
En esta ciudad, el taxista que me llevó al pueblo donde nos alojábamos me hizo las preguntas habituales (si era mi primera visita a Linz, si estaba de vacaciones) y yo le dije que era la cuarta vez que venÃa a celebrar la Liberación de los campos. Me dijo que era una buena cosa que los memoriales se mantengan porque no podemos olvidar todo aquello. Le dije que rápidamente me di cuenta de que Austria es un paÃs precioso y además ahora vengo a ver los memoriales y a visitar amigos austrÃacos, asà que me encanta ir a pesar de que voy a visitar antiguos campos de concentración. Al llegar, apagó el taxÃmetro y me cobró la mitad de lo que marcaba, seguramente para cubrir gastos porque muchos taxistas no son dueños del taxi. Sacó la maleta del maletero, me dio la mano y las gracias por visitar Austria.
No sucede todos los dÃas que un taxista me conmueva.
He aprendido mucho sobre la actitud oficial de la Austria de posguerra sobre la etapa nacional-socialista y de lo que hicieron algunos de sus habitantes ignorando el enorme peligro y la corriente dominante de no mirar, no darse por enterados, no preguntar. Hubo quien además de pensar diferente hizo algo al respecto.
Muchos civiles austrÃacos (incluyendo tanto talluditos miembros de la milicia Volksturm como jovenzuelos de las Juventudes Hitlerianas) creyeron a pies juntillas que los fugados eran peligrosos criminales y no soldados, y se enzarzaron en una orgÃa de sangre alentada por los SS.
No hay pruebas documentadas de que ningún fugado atacara a ningún paisano ni robara nada que no fuera un poco de comida, un sombrero, o un poco de ropa. En un paÃs y momento con leyes que prohibÃan sacrificar animales para consumo humano a la vista de otros animales hubo a quien no le importó que niños y mujeres embarazadas asistieran a la matanza de prisioneros aterrorizados que imploraban por sus vidas de rodillas, no les importó que sus hijos pequeños les oyeran presumir de haber matado a uno o a más de una manera o de otra.
Hablando de deudas. La Amical de Mauthausen lleva organizando todo tipo de actividades relacionadas con los deportados y su memoria desde 1962, es decir, se creó y funcionó en la clandestinidad hasta su legalización en 1978. Lleva muchos años organizando homenajes en los campos y viajes en los que cientos de estudiantes de institutos de todo el estado han visitado los campos y han conocido testimonios de la deportación de manos de antiguos deportados y sus familiares directos.
Entre estos homenajes está el que tributamos a los deportados en el campo de Mauthausen el pasado domingo, homenaje en el que apareció el ministro Margallo. Habló y casi no se le oyó porque no supo o no quiso usar el megáfono (los señores de derechas nunca han tenido que usar uno porque nunca han sido manifestantes ni sindicalistas). En los medios de comunicación solo se habla de Mauthausen y el aniversario en cuanto a Margallo.
La Amical de Mauthausen no aparece por ningún lado en las noticias del 70 aniversario de la Liberación. No tiene apenas ayudas. Los voluntarios que la mantienen viva ahora que los deportados van faltando (es el primer viaje al que asisto en el que no habÃa ningún deportado viajando con nosotros y ya ha habido una junta general sin deportados presentes) hacen lo que pueden y un poco más por mantener alzado el testigo con toda la dignidad que ello merece, pero además lo hacen ninguneados por los medios que viajaron hasta Austria y se arremolinaban para sacar al ministro y solo al ministro.
Una última cosa. Pude colaborar con la caja de resistencia de los huelguistas de Telefonica. Un viaje bastante completo.
Cualquier sistema tiene muchos fallos y una sociedad con baja criminalidad, una cantidad de policÃa tan escasa que llama la atención (hay dÃas que no veo un solo coche patrulla) y los datos de todo el mundo flotando alegremente por internet sencillamente no puede garantizar la protección de todos sus ciudadanos ni ante el ciberacoso ni ante muchas otras cosas. Las cosas primero pasan y luego se reacciona.
Aun asÃ, esta mujer no se quedó callada y en su casa (cosa bastante normal porque las mujeres suecas hace cuatro generaciones que no son de quedarse encerradas en casa esperando a que un hombre las saque).
Se ha escondido a simple vista, que es el mejor escondite. Y se ha escondido junto a un montón de mujeres más que escriben en ese sitio. Las muy ardillas se han escondido donde los gañanes no las van a encontrar: en un sitio lleno de letras.
Esta es una historia de la dictadura feminista. Otro dÃa cuento alguna de la dictadura animalista. A ver si me pregunta alguien a ver si aquà hay corridas de toros y asà me pongo en canción.
Ocho horas de tren te ponen en Duved, donde un bus con un remolque para poder meter mochilas, esquÃes, etc. te lleva en 45 minutos hasta StorulvÃ¥n. Que haya que reservar el bus con antelación (el chófer va llamando por nombre antes de subir) o confiar en la providencia y que se pague en efectivo porque ahà ya empieza a no haber señal de telefonÃa da una idea de que estamos muy lejos de la ciudad y el primerÃsimo mundo, ese extraño sitio donde no hay efectivo casi y la gente va en el Metro viendo Netflix o HBO en el móvil desde hace años.
Algo que el Jämtlandstriangeln ofrece en verano (por llamarlo de alguna manera) es que puedes vivir la primavera, el verano y el otoño en un mismo dÃa, aunque a decir verdad el primer dÃa fue más bien otoño desapacible. Considerando que estábamos en un sitio donde en invierno hay varios metros de nieve, claramente parecÃa buena idea haber ido en verano, pero en medio de aquella estepa turbera, viendo algún árbol lejano, retorcido y torturado por los elementos y que lo que parecÃan ser perdices por el porte y el movimiento resultaron ser lagópodos (que no pierden el plumaje blanco durante el verano porque sigue habiendo nieve a la vista por todas partes) no podÃa uno dejar de acordarse del monólogo de Ernesto Sevilla en el que un hobbit le dice a otro “¿te vienes a Mordor… andando?â€.
Para evitar el deterioro que causa la multitud que camina por esos andurriales (nos cruzamos con 20 o 30 personas cada dÃa y eso allà es una multitud) STF instala y mantiene unos caminos de tablones (llamados “spÃ¥ngâ€). Estos “spänger†se colocan paralelos de modo que si uno termina partiendo o acusando la inmersión en el agua aún puede aguantar el otro, aunque últimamente lo que se instalan son tablones de unos 20cm de anchura que sirven para caminantes y ciclistas. No es como ir por una acera pero hay pasos en los que sin “spänger†habrÃa que pasar nadando o con agua hasta la rodilla. O la cadera. ¿Cómo llevan esos tablones allÃ?
Como siempre me pasa cuando camino y no hablo (mágico momento por ser tan escaso) la música me viene a la cabeza. En medio de aquella lluvia racheada me sonaban canciones de Toundra. Canciones orgánicas, musculosas, con idas y venidas, con la furia de los elementos que no amenazan porque no les hace falta, simplemente son. Como Bizancio, como Kitsune.
Los 16 km entre StorulvÃ¥n y Sylarna terminan con 4 km finales cuesta arriba, con canchales a ambos lados (y bajo los pies, cuando no vuelve la turba otra vez), afloramiento de agua, neveros por doquier y un furioso rÃo que baja de los Sylarna (Los Punzones), los picachos que la niebla y los nubarrones a veces dejan ver. Frente a nosotros pudimos ver aparecer la estación de montaña de Sylarna y al fondo el imponente Storsylan (El Gran Punzón).
El relato sigue, asà que obviamente no hubo vÃctimas.
Tras desayunar como vikingos hambrientos (todo se pega menos la hermosura) emprendemos camino hacia Blåhammaren.
Blåhammaren
Blåhammaren, aunque tenga nombre de grupo de ocio y tiempo libre para jubiladas suecos (El Martillo Azul) es una estación de montaña y es la que está situada a más altura de toda Suecia, 1086m. Está en el fjäll Blåhammar, que tiene 1164m.
El tiempo iba levantando y era cada vez más fácil ver más de las montañas circundantes, aves lejanas y a lo lejos, muy a lo lejos, la lÃnea de postes con una gran aspa roja en la punta que señalan el Camino de Invierno, que a veces coincide con el de Verano (el que estábamos haciendo nosotros) pero que no está tan limitado por arroyos, rÃos y otros accidentes del terreno al discurrir sobre metros de nieve.
La llegada a BlÃ¥hammaren es traicionera porque nos han dicho que los últimos kilómetros son muy cuesta arriba y yo me iba imaginando el lado escarpado de Gorbea, el que tiene una fuente a mitad de la ladera. Por suerte no es asÃ, porque esta vez el que iba andando como borracho era yo.
De dos de las tiendas viene antes de dormir jolgorio y alharaca en perfecto alemán y durante la noche unos ronquidos muy sincronizados entre dos personas, un sÃstole y un diástole, dirÃamos unos Pimpinela del roncar que hacen al viajero echar de menos la lluvia feroz, la ventisca, la nieve y el granizo fugaz de dÃas anteriores. Pero ah, al salir de la tienda brilla el sol, el cielo está azul y hay renos muy cerca de nosotros. Cuando me harto de hacerles fotos (a ellos y a la rana o sapo más heroico de Europa, que vive allà mismo) toca desayunar con los contertulios de la noche anterior que no están por ahà ya haciendo el bruslà por esos cerros echamos a andar hacia StorulvÃ¥n.
El camino se nos describe como cuesta abajo, llano y cuesta abajo. La temperatura llega a los 17º mientras caminamos. Perfecto para cruzar un rÃo caminando sobre los bloques de cemento que han puesto (seguramente uno a uno con el helicóptero) en un vado. La semana pasada el agua llegaba a la altura de la ingle (de un tipo de casi 1,90) pero nosotros pasamos sin mojarnos las rodillas, con un sol esplendoroso y una legión de mosquitos que no pican a nadie nacido o criado en Suecia porque ya estoy yo para alimentarlos a todos.
El paisaje es una sucesión de fjäll grandes y pequeños, con neveros ocasionales, agua por doquier y un arroyo levantisco y saltarÃn que discurre a nuestro lado creando regatos donde de buen grado vamos parando a comer frutos secos, llenar la botella de agua en medio segundo y asombrarnos de lo bien que se está cuando se está bien.
La cecina de León subidos a un pequeño fjäll donde tenemos garantizado un suelo seco y sin mosquitos, bajo un sol que calienta pero no quema, con un viento que arrulla pero no empuja, nos da otro de esos momentos que uno se lleva para siempre. Esa noche, cenando con servilletas de hilo y con una cerveza en la mano, uno de los platos tendrá tres trocitos de algo muy parecido a la cecina y pondremos todo en perspectiva. Y me recordarán que tengo que pedir a mi hermano más de eso tan rico que me manda. Pues claro que sÃ.
Cuando llegamos a Storulvån nuestros amigos y asesores de Östersund están ya casi listos para irse para casa, pero tienen tiempo para darnos unas cervezas que hacen en su pueblo para que nos las tomemos en la sauna. Y eso hicimos. A su salud.
El regreso parece ser todavÃa más largo. Primero en ese bus donde subes cuando te nombran y que tiene un conductor que sonrÃe a todo el mundo y, como el que nos trajo hasta aquÃ, bromea con el personal por el micrófono. Definitivamente estamos muy lejos de la ciudad. Como en todas partes, a los de la ciudad les tienen manÃa. En todo el Norte a Estocolmo se la conoce como “Fjollträskâ€, que vendrÃa a ser como “el pantano de los inútilesâ€, entendido como un lugar donde cientos de miles de personas viven unos encima de otros (mal) con el añadido de que la inmensa mayorÃa de ellos son totalmente incapaces de cazar un gran mamÃfero, descuartizarlo y prepararlo por sà mismos, construir un igloo o encender un fuego cuando todo lo que tienes alrededor está mojado (terriblemente mal, rayano con no merecer la vida). Eso en el Norte es un inútil total.
Caminito de ese Pantano de los Inútiles donde me siento como en casa pasamos de la tundra a la taiga y de la taiga a un paisaje cada vez más amable, cada vez más veraniego, con sus casitas y sus campos labrados, con sus bosquetes y sus animales salvajes preocupados de sus cosas y no de los humanos, hasta que irremediablemente se va acabando el bosque y llegamos a mi cama rica casi sin transición.
Un amigo mÃo me cuenta que no suele ir mucho a la peluquerÃa. Doy fe. Y que no suele ir siempre a la misma. Pero que cuando puede va a una que hay no lejos de su casa, donde entre el elenco (porque ahà no tienen personal, tienen elenco) está la chica más guapa de Grecia, que resulta que es peluquera en Estocolmo.
La chica más guapa de Grecia pregunta y responde como preguntamos y respondemos en el sur de Europa cuando nos enzarzamos de palique con desconocidos y nos van gustando las respuestas: espontáneamente, sin parar y mezclando drama y humor. Porque en el sur de Europa, miren ustedes, mezclamos el drama y el humor con mucha maña y eso no se vayan ustedes a pensar que lo entienden en todas partes. Y sin parar de trabajar, embutiendo las preguntas sobre cómo va el corte de pelo en el muro de palabras que mi amigo y ella van tejiendo alegremente.
Mientras las tijeras batÃan la chica más guapa de Grecia y mi amigo se enzarzan en una pelea de gallos consistente en relatar de forma sucinta pero completa el escándalo polÃtico-económico más descacharrante. Está siempre la cosa reñida pero contra Grecia no hay rival. Lo de Grecia es un disloque. Esto del submarino que no flota a ellos les pasó con veinte o treinta unidades (¡20 o 30!) y al responsable no lo están juzgando por ese desatino y la pasta que se llevó en comisiones, sino porque no pagó impuestos (cero, nada) a pesar de que era evidente que estaba llevándose una millonada.
La chica más guapa de Grecia nunca ha votado a los conservadores ni a la derecha vestida de socialdemocracia y guarda un relativo respeto por algunos comunistas, por ejemplo uno de sus tÃos, que le lee la cartilla a los socialistas de cuchufleta de la familia en las reuniones familiares y se lÃa la de San QuintÃn. Tiene toda la pinta de que el jefe de la chica más guapa de Grecia acabará acostumbrándose a ella. Más le vale porque la chica más guapa de Grecia no parece de las que se acojonan fácilmente. Los suecos no rechazan instintivamente lo que no entienden, aunque sea muy evidente que no lo entienden. Esa franqueza en un entorno laboral con gente entrando y saliendo de la habitación no la entienden en absoluto.
DÃas atrás, mientras comÃa con unos compañeros de trabajo, no uno sino dos de ellos nos relataron las arduas negociaciones a las que se ven obligados cada vez que quieren hacer cualquier cosa. Ninguno de ellos es sueco, al menos en la crianza, lo digo porque habÃa gente de muchos sitios a la mesa y eso puede tener su importancia.
Contaban cómo tienen que presentar y pelear por su caso como si de la defensa de un condenado a muerte se tratara, sea un viaje, un gasto inesperado de cualquier tamaño o cosas tan inmensamente importantes como colgar de la pared, de alguna pared de alguna habitación, un póster relacionado con sus aficiones, instalar un cachivache electrónico y que se vean los cables (¡los cables!) o alguna cosa de este porte.
Ambos casados. Uno con un niño, el otro con dos. Uno europeo occidental, el otro árabe, pero muy viajado y con muchos, muchos años en Primermundistán.
Pero es entre otros occidentales donde oigo de vez en cuando (aunque siempre sea demasiadas veces) a hombres referirse a sus parejas (novias, esposas, madres o no de sus criaturas) como “la parientaâ€, “la contrariaâ€, “la jefaâ€, “el gobiernoâ€, o incluso “mi dueñaâ€.
Otra opción que he visto es que hay quien, para evitar ciertas decisiones a contrapaso, ha construido un personaje tras el que escudarse bien para no tener que decir que no, que no quiero ir a tu fiesta, bien para ganar tiempo. En un terreno abonado por tanta vÃctima que habla de su compañera como del guardia de una prisión no hay que explayarse mucho para hacerse entender y convencer a la gente de que hay quien tiene que pedir permiso para todo, vivir de puntillas y ser un “mandao†porque si no…
Pero alguna vez he hablado con la otra parte de estas parejas-personaje y lo que me he encontrado son muchas ganas de tener de vez en cuando la casa para ella sola durante una semana, un dÃa o una puñetera hora un viernes por la tarde, un sábado por la mañana o un domingo por la noche.
Lo normal es escribir para la parroquia de uno, los que sabes que te van a entender la gracia o la falta de ella porque la mayorÃa escribimos para que nos quieran más, digamos lo que digamos cuando nos lo preguntan.
Voy a escribirle ahora a ese que no se cree “lo de las torturasâ€. A ese que se cree que eso viene en el “manual de ETA†ese que aunque se les hayan metido hasta la cocina mil veces nunca aparece. Y ni siquiera estoy hablando de los que le dijeron a la cara a Martxelo Otamendi cuando habló en el parlamento vasco que aquello era un teatro. Conozco gente, y no poca, que está realmente convencida de que la policÃa no tortura nunca. Que la policÃa española, cualquiera de ellas, podrÃa, se lo pide el cuerpo muchas veces, y si pudieran hacerlo lo harÃan en el nombre de un bien mayor. Pero no lo hacen porque no pueden, porque se les caerÃa el pelo. Por torturar. Ya ves tú. En fin, que me despisto.
Hablo de gente que seguramente no se enteró siquiera de que acaban de juzgar a cuatro guardias civiles acusados de torturar a Sandra Barrenetxea. A ellos les pedÃan más años de cárcel (19) de los que le hubieran caÃdo a Sandra si hubiera firmado lo que querÃan que firmara.
Pero ni ella firmó nada (y no fue porque no fueran persuasivos, los muy canallas) ni les van a caer 19 años, porque los guardias civiles fueron absueltos. Ojos que no ven corazón que no siente, dicen.
Dicen.
Dicen los que no saben que hay mazmorras donde suceden cosas mucho peores que morir.
En los mundos de Yupi tienen que demostrar que el acusado es culpable.
En la cruda realidad a veces vas a ser tú quien firme lo que haya que firmar. Hay quien les pide la muerte para que paren. No vas a firmar.
Firmas la muerte de Manolete, el crimen de Cuenca y el desembarco de NormandÃa. Y el de Alhucemas, para que haya un triunfo y un desastre. Lo que sea. Pero que paren. Luego ya en el juicio ya veremos. Y en el juicio es tu declaración y la opinión de los peritos, que son los que no vieron nada o los mismos que te lo hicieron todo.
A llevar la vida que soñaban cuando todo iba tan rápido que no soñaban. Son los que te paran en la carretera, te identifican en el aeropuerto, es tu vecino, es el padre de la mejor amiga de mi sobrina, es tu compañero de gimnasio, el yerno de tu hija, el novio de tu hermana, tu hermano cofrade, el borracho ese que no habla hasta que no está bien pedo y se le ve su cara de verdad, es ese otro borracho que sacó la pistola en el bar ni se sabe cuántas veces (y la chorra al menos una vez) porque volvió roto de “la Guerra del Norte†y porque además está casado y con dos hijas pero cuando se emborracha sólo a medias es gay entero pero no puede serlo y aquà está su pistola y aquà sus cojones.
Si crees que haber hecho todas esas cosas no les pasa factura estás muy equivocado. Y es mejor que tengas todos los hechos porque asà entenderás estas cosas que pasan algunas veces. Y más que van a pasar. Menudo ganado os llegó de vuelta a los mundos de Yupi. No te lo puedes ni imaginar.
Que sÃ, que lance es. Pero da bajona. Y beben. Y todo lo cascan.
DÃas atrás, uno de los (vamos a decir) tertulianos parecÃa estar entre confundido y mosqueado y además la cosa iba a más con las cervezas. Que sólo liga con fachas, dice. Siempre hay alguien sentado en la mesa que no liga ni el “pil-pil†y se lo toma por lo personal, asà que hubo revuelo. Ahà hubo revuelo. Pero el revuelo acabó y se pudo indagar.
JeremÃas no se lo tomó en serio y le dijo que sÃ, que muy bien. Que a las 6 entonces en tal sitio. O no se lo creyó o no lo entendió con la erección, todo puede ser. El caso es que la tipa se lo llevó a una zona de Estocolmo donde sucede que el bar es bar, hotel y edificio monumental, todo muy fino y muy caro, se pusieron como Las Grecas y cuando llega la hora del cierre (del bar) le dice:
“Bueno, tengo claro que no eres un psicópata, un violador en serie y si estás loco estás loco lo normal, como todo el mundo. ¿Quieres venir a casa a beber un poco de vino? Pero que te quede claro que el sexo está totalmente descartadoâ€.
“Oye, al final lo de que el sexo estaba totalmente descartado iba en serioâ€, dijo el otro. Hasta JeremÃas rió la ocurrencia. Pero porque estaba un poco manga ya, yo creo.
Pero que no. Que no son nazis. Que un amigo suyo del servicio secreto, una amiga suya juez y un familiar suyo alto cargo de la policÃa le dicen que no, que lo tiene ella hablado con todos.
Le soltó que le daba mucha pena que la gente se centrara en que Berlusconi hubiera tenido “affaires†con muchas mujeres y dejaran de lado todo lo que habÃa hecho por la polÃtica mundial. Mundial.
Debido a mi trabajo puedo decir cosas del estilo de “eh, pero ahà tiene que haber un patrón, ¿no?â€, sin quedar como un capullo al insinuar que es que se lo va buscando, que es lo que en parte querÃa decir, claro.
Y sà que hay un patrón. Cuarenta, cuarenta y pocos, una mujer súper atractiva que en un momento un otro de su pasado ha tenido un contacto estrecho con el sur de Europa y hace más o menos años se dejó por allà un Alfredo Landa sin atacar, un “Stasera mi butto†sin bailar o una circunnavegación de Menorca sin dar.
Cuando iba de camino a casa con Kokein a toca castaña (que es una cosa que aquà se estila mucho, por lo menos que yo sepa) caà en la cuenta de que en el momento de juntar las piezas y crear el patrón se nos pasó incluir una cosa que JeremÃas soltó con la boca pequeña.
Ropa interior de color carne como la de Bridget Jones.
Su padre murió en el campo. En Gusen, uno de los lugares más espantosos que aquellos monstruos lograron crear. Se lo llevaron a Gusen, de donde casi nadie volvÃa. Allà lo mataron unos kapos polacos, verdugos de muchos republicanos españoles en buena parte debido a la fama de anticlericalismo que les precedÃa. En Gusen habÃa muchos sacerdotes del centro de Europa (incluso austrÃacos) y muchÃsimos deportados polacos de todos los tipos, entre ellos muchos miserables que actuaban como verdugos de lo más voluntarioso haciendo el trabajo sucio de los guardias de las SS, que procuraban no mancharse las manos directamente (más aún cuando una epidemia de tifus afectó tanto a prisioneros como a guardias e incluso trabajadores civiles).
– Pero con las polacas no tendrá usted ningún problema, ¿verdad? -Le dijo un amigo mÃo intentando quitarle hierro a la cosa al ver que este buen hombre se estaba poniendo muy triste muy rápido.
Los republicanos españoles más jóvenes tuvieron la relativa suerte de ir a trabajar en un pequeño Kommando (destino) en una empresa sita en el pueblo de Mauthausen y propiedad de un empresario de apellido Poschacher que era dueño de medio pueblo, como sus descendientes siguen siendo.
Los Pochakas obtuvieron una especie de permiso de trabajo al cabo de un par de años y eso significaba que dormÃan en el campo y no podÃan abandonar el área, pero iban a trabajar con una escolta muy ligera compuesta por un par de SS y llegó un momento en el que iban solos a trabajar. Tampoco es que pudieran irse a ningún sitio sin saber alemán, vestidos a rayas, con el pelo rapado y aquellas caras de hambre.
Aquellos crÃos establecieron contacto con algunos civiles que eran antinazis. Cuál no serÃa la claridad con la que vieron la situación que cuando las cosas empezaron a pintar bastos para los nazis fueron sacando negativos del laboratorio y ellos los transportaban fuera del campo para pasárselos a Anna Pointner, la mujer más valiente de Austria. Su marido habÃa sido detenido por la Gestapo varias veces (era socialdemócrata) y tanto ella como su familia estaban marcados como rojos más o menos sospechosos en una zona en la que los SS vivÃan junto a sus familias por miles.
Con todo y con eso Anna Pointner arriesgó su vida y la de su familia de la misma forma que todos los implicados lo hicieron con el fin de que lo que se habÃa hecho el campo no se perdiera cuando los nazis destruyeran los archivos e intentaran borrar todas las pruebas y acaso a los prisioneros (testigos), como todo el mundo esperaba que hicieran. El riesgo que corrÃan todas las personas implicadas en aquello era inmenso, pero al fin y al cabo los prisioneros no tenÃan todas consigo en cuanto a su supervivencia, buscaban mantener al menos el testimonio de su existencia y de cómo habÃa muerto tanta gente, pero el gesto de aquellos civiles austrÃacos, cuya colaboración habrÃa supuesto la deportación y muerte de toda su familia, es algo hay que mantener presente.
Le preguntamos si habÃa habido manera de echarle el guante al tÃo Pochaka (tal y como le llamábamos, precedido a veces por tÃtulos como “el hijoputa deâ€) y nos dijo que ya lo intentaron, pero que el pájaro habÃa volado.
Demasiado familiar se nos hacÃa todo esto a quienes visitábamos Austria desde el paÃs donde Hitler sà ganó la guerra.
Nos dijo que al tÃo Pochaka no, pero que a unos cuantos kapos sà que les echaron el guante. No en Gusen, donde reinó el caos al huir los nazis y diversos grupos antagonistas se mataron unos a otros durante dÃas. En el campo de Mauthausen la resistencia mal que bien tomó el control del campo y muchos kapos fueron ejecutados (cuando no linchados) por sus vÃctimas.
– ¿Vascos? y tras pararse a pensar un momento dijo: hombre, habÃa de todas partes. De todas las provincias. No tuve yo trato con ellos, pero sà que decÃamos una cosa: ¿Un vasco? Un vasco ¿Dos vascos? Dos vascos. ¿Tres vascos? Una canción. Era gente que cantaba mucho.
Y asà seguÃamos en aquella montaña rusa de humor – drama – humor, en la que siempre encontraba la manera de contarnos algo que fuera siquiera remotamente positivo, incluso divertido, esperanzador… para pasar una vez más a la inacabable cadena de recuerdos oscuros, la memoria implacable de haber pasado cinco años en una prisión creada para destruir opositores polÃticos mientras se extraÃa de ellos hasta la última partÃcula de beneficio económico durante el proceso.
– “Partisanos. Partisanos de Tito. Gente muy válida.†Y clavando sus ojos en los nuestros añadÃa “Una pena, pero…â€. Y se iba tres metros más allá a recargar la baterÃa un ratito.