Nuevos modelos de (anti)negocio: la credibilidad

Habla mucho y bien el Julián en su bitacorilla sobre el futuro de muchas cosas. Sobre Baidefeis (que cumple diez añazos), sobre los dineros de Baidefeis (y de cualquiera que dependa más o menos de la teta pública, que en este caso en concreto es desgraciadamente bastante) y habla también sobre el futuro del modelo de negocio (o antinegocio) de la cultura. Sobre el presente, mejor dicho, porque la pared de ladrillos era eso con lo que nos hemos chocado. Aquí no estamos hablando de lo que dice ningún visionario.

Me suele gustar mucho como escribe las cosas Julián porque hasta cuando hace crítica (o autocrítica) sigue mirando hacia adelante. Con lo que le gusta la Historia a este muchacho…

El futuro (y presente) de Baidefeis es asunto de sus socios activos y dirigentes (espero que los últimos sean mucho menos numerosos que los primeros) pero los problemas que se encuentran para financiar cualquier proyecto, incluso aquellos con presupuestos misérrimos como suele serlo el de cualquier cortometraje aficionado, son los mismos que se encuentra cualquier producción cultural. Siempre a vueltas con el dinero.

Casualmente me encontré con este video:

El video está en catalán pero si el lector domina alguna lengua romance como esta en la que está leyendo ahora mismo no va a tener ningún problema para entenderlo.

Barcelona, seu del primer festival de \'crowd funding\'

De repente até cabos. Quienes pasáis por aquí con más o menos frecuencia estáis hartos de que os hable de esos documentales que he comprado antes de rodarse y os acordaréis de Txinaurriak, el disco (doble vinilo blanco y doble cd) de versiones de Mikel Laboa que compré meses antes de estar terminado y tenía en casa casi, casi, casi a la vez que fue presentado a los medios de comunicación.

En este video hablaban de proyectos muy similares a http://www.kickstarter.com/, web a donde me llevó mi búsqueda de una camiseta y me acabé apuntando para recibir dos camisetas y el DVD de un documental. En este video hablan de verkami, de lanzanos (dos proyectos muy similares a KickStarter) y de youcoop, que es mucho más amplio y más complejo.

Todo esto lo apunto aquí para que no se me olvide, sobre todo para que no se me olvide, pero también porque creo que es cierto que mucha gente (aunque lo quiera) sabe a ciencia cierta que el todo gratis no tiene pies ni cabeza. El artista tiene el mismo derecho que cualquiera a vivir y no sobrevivir (todo), pero tiene el mismo derecho que cualquiera a vivir y no sobrevivir gracias a lo que él elija (ninguno en absoluto). En cualquier caso todo cuesta dinero. Un corto, un montaje teatral, un libro, un disco, una investigación, cualquier proyecto más o menos ambicioso necesitará más o menos trabajo pero sobre todo necesitará dinero.

¿Puede tu proyecto sobrevivir a la prueba de ponerle un precio y una fecha tope para recaudarlo? El funcionamiento de estos sitios suele ser igual: si llega la fecha y no has juntado la pasta no pasa nada, tú has aprendido dos o tres cosas nuevas (algunas más agradables que otras) y no le has cobrado nada a nadie. Si llegas a la cantidad en la fecha estipulada te comprometes a sacar adelante el proyecto y le das algo a tus mecenas: un libro, una entrada, un DVD, un disco, su nombre en los créditos… depende.

Todavía no puedo entrar en detalles, pero hay ya en marcha un proyecto en el que estoy metido y que es muy probable que se acabe financiando así. No es el mejor momento para irle a pedir pasta a ninguna institución y por otra parte no sé si nos conocen a ninguno en ningún sitio. O si se fiarían de nosotros esos que nos conocen en las instituciones. Pero creo que tenemos gente cercana que sí se fiaría lo suficiente como para darnos sus euros. Creo que eso sí que lo tenemos. Y nos vamos a enterar.

Seguiremos informando.

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Hasta los gatos quieren zapatos

Todo el mundo sabe de todo. O como decía mi madre (contrayendo el ‘quieren’ para sacar rima) hasta los gatos qui'én zapatos. Igual que hay muchas maneras de no ser familia (yo conozco unas cuantas) también hay muchas maneras de ser familia, aunque no siempre le parezca bien a todo el mundo. Allá películas.

Acabo de escuchar en la radio que Rufus Wainwright y su pareja van a tener descendencia gracias a un vientre de alquiler. Este vientre de alquiler es el de la hija de Leonard Cohen, amiga de Rufus desde hace muchos años. Supongo que eso será ser familia también. Pero es que Leonard Cohen y Rufus Wainwright ya eran familia. Miren, miren ustedes qué cosa más chula:

Everybody Knows – Rufus Wainwright

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Burocracia esteparia

Voy a contar un sucedido de mi último encuentro con la burocracia estepario-castellana. La municipal, para más señas. Se lo he contado a varios autóctonos y a) a ninguno le ha extrañado lo más mínimo y b) todos se han reído bastante. A ver qué pasa con los forasteros.

¿Y qué pintaba yo en el ayuntamiento de la noble ciudad? Todo esto viene
a santo de lo amiguico de los cementerios que soy. Todos los domingos me
llevaban a misa y después a comer calamares, sepia o lo que tuviera que
ser, pero un domingo sí y otro no, sin faltar ni uno, me llevaban al
cementerio.

Teníamos ya una ruta hecha. Pasabamos por una tumba con un ancla de
piedra (en todo el medio de la estepa castellana, tiene cojones), pasabamos por la tumba de una niña
con un angelote más grande que yo con una caja enorme encima de la
lápida que siempre me decían que contenía los juguetes de la criatura y
visitábamos a mis abuelos maternos y mis abuelos paternos.

Seguramente de ahí me viene a mí el haber visitado tantos cementerios de
tantas ciudades. Viendo el cementerio de una ciudad (mejor aún si es un
pueblo, aunque cuando saques el tema los paisanos se inquieten un poco como si les pidieras
ver el contenido de los cajones de su cómoda).

El caso es que teniendo tiempo a manta me fui al cementerio de la noble ciudad.
Encontré de casualidad a una de mis tías (y su marido) y a mis abuelos
maternos (estoy hablando de lápidas, no de encuentros con personas) pero
no pude dar con mi abuelo paterno, que es el único que conocí. Tanto es
así que ni siquiera se cómo se llamaba mi abuela paterna. Ni el nombre
siquiera, como para saber los apellidos.

Como no encontraba a los currantes del cementerio me fui a unos abrevaderos para el ganado
que en años recientes (de hace treinta años para acá para mí y en ese sitio significa recientes)
han convertido en merendero y abrevadero para humanos. No hice ni fotos porque daba cosica
ver cómo estaba todo. El cartel prohibiendo hacer el
caballería y encender fuegos está tan vandalizado que dan ganas de
tirarlo y que descanse. Constatado el destrozo volví al cemeterio.

Por el camino me crucé con un solo
humano, un jubilado paseando a su perrazo. Algo es algo. Ya en el cementerio encontré a dos personas
masculinas montadas en una furgonetilla, así que solo
podían ser enterradores.

Les pregunté si trabajaban allí. Salieron del vehículo y ví que el más
mayor de los dos iba fumando. Si fumas en un cementerio es que trabajas
ahí, no hay duda.

El enterrador que fumaba se acordaba de mi abuelo y hasta de dónde trabajaba. Con quién, según él lo dijo.

– Si lo enterré yo – dijo- pero ya no me acuerdo de dónde. Pero me
acuerdo, me acuerdo de habe’lo enterrao yo. Claro, llevo yo enterrando aquí dende que era así. Y puso la mano a menos de un metro del suelo.

Pachasco. Dijo su joven padawan. Y con ese localismo se quedó callado casi media hora.

Definitivamente estoy en el lugar, me dije. Los nativos también decimos el lugar para referirnos al centro del universo, el pueblo que nos vio nacer.

Por las fechas posibles (mediados de los 70) solo podía estar en la
parte más vieja. Lo que se llaman los patios de Santa Marina (que es
también el nombre de todo el lugar) y Santa Teresa. El enterrador me
dijo que me recorriera todas las filas ‘dendallí’ y ‘dendaquí’. Y eso
hice, pero en ese cementerio hay cuatro apellidos (incluyendo el mío) que se van repitiendo en diferentes combinaciones delante o detrás de Pérez, Gómez, Sánchez, López y luego vienen los Saiz, Saez, Sanz… y hacía frío y es un cementerio,
coño. Una cosa es tener afición y otra pasarselo bien en un cementerio.

Así que probé con el plan B que me dieron: vete al ayuntamiento que allí
tienen un registro.

Me fui al ayuntamiento y cometí mi típico error. Contarle lo que he
venido a hacer al de la puerta. Al segurata no, al de detrás. Al primero que tiene pinta de trabajar allí. La primera en este caso. Según se lo estaba yo explicando a la mujer que
atiende según entras me vino el funcionario municipal que se sienta en
el primer despacho según entras
. La parte importante aquí es despacho. No te confundas, forastero.

Y va el iluminado y me dice:

– Para encontrar esa lápida tienes que traer la documentación (la tuya)
y el nombre del difunto. ¿Sabes el nombre del difunto?

– Era mi abuelo. Claro que sé cómo se llamaba el difunto. Y claro que
tengo mi documentación encima. Es obligatorio.

– Vale, entonces tienes que traer en qué patio, en qué fila y en qué
hilera está la lápida.

Suspiro.

– Ya, pero es que esa es la información que vengo a buscar. Si supiera
dónde está no habría venido hasta aquí andando desde el cementerio.

– Claro, pero es que para saber dónde está una lápida tenemos que saber
en qué patio está y en qué fila y qué columna. Si no es imposible.

A tomar por culo, pensé. La vida de estos sí que es fácil. Tráeme el
trabajo hecho que yo te voy a decir algo que ya sabes.

Les dije que tranquilos, que no se cansaran, que ya probaba yo por otro
lado.

Incansable, el funcionario me dio otra alternativa:

– Alguien en la familia tiene que tener algún papel de la propiedad de
la lápida donde ponga dónde está.

– Alguien de la familia… pensé en voz alta.

Y ahí el hombre se puso voluntarioso:

– Alguien lo tiene que tener. Lo tendrá que buscar o lo que sea y si él
te lo quiere decir… por lo que sea…

Ahí empecé a resoplar y les empecé a decir, que muchas gracias me voy.

– ¡Pero si le estamos intentando ayudar, señor! me dijeron ambos,
desorbitando los ojos y acercándose al trance de los derviches. Ella
incluso se rasgó la camisa como Camarón y la visión de su abundante
pechumbre me distrajo por un momento (así soy yo) pero me rehice.

– ¡Tenga usted en cuenta que allí hay miles de tumbas! clamó el
funcionario.

– Sí, pensé. Primero está ese cementerio checo que tiene un millón de
lápidas y luego este. Sí señor. Ya estamos con la tontería de ‘somos la
Nueva York de la Manchuela’ subrayando el ‘Nueva York’ y no el ‘Manchuela’.

El probo funcionario renunció al fin a cederme su tiempo y sapiencia; me
anunció con grave gesto que las cosas del cementerio no las llevamos
nosotros
. Tiene vd. que subir a la primera planta y preguntar por Fulanito.

Fulanito.

– Sí. Ese lleva lo del cementerio.

– Lo del cementerio lo lleva otro por ahí. Aquí no. Vale. Pues muchas
gracias.

– Pues no se merecen.

– Pues hala.

Arreo para el piso de arriba y según encaro las escaleras una señora de
la limpieza
, sin levantar casi la vista del suelo y dando la espalda
a la ventanilla/bunker de la entrada, me dice:

– Tú sube arriba, sigue recto, vete a la oficina principal y allí a la
derecha está Fulanito, ese te lo explica mu bien.

Frente a Fulanito me encontré. Un tipo de lo más afable, Fulanito. Le
cuento mi película (la mía, la del cementerio y mi abuelo, no lo de la
entrada) y me dice que está todo digitalizado del 81 para acá. Mi abuelo
murió en los 70 pero no a finales; eso seguro porque apenas tengo
recuerdos de él y yo era muy, muy pequeño.

– Además pasan dos cosas, dijo Fulanito. En los patios antiguos solo se
anotaba el primer apellido (‘a tomar por culo’, pensé ‘pero si aquí solo
hay seis apellidos y luego todos los Gómez, Perez, Domínguez y López que
quieras’) y para colmo antes el registro se guardaba en casa del
enterrador. En los 80 hubo un incendio en la casa y se perdieron los
archivos viejos, así que lo siento mucho pero no te va a quedar otra que
ir un día que haga mejor tiempo y recorrerte todas las hileras hasta que
lo encuentres.

Así que tengo una misión para un próximo viaje.

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Otro documental que me gustó antes de salir

En otra entrada hablé de un documental que compré antes de que saliera. Con este me pasó lo mismo: Fight Life.
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Texturas

Todavía hay repartidas por Tarancón unas cuantas fachadas de casas normales y corrientes de las de antes. Por suerte los maníacos del ladrillo que controlan el pueblo no han tenido dinero, ocasión o gente suficiente y al mismo tiempo pa'estroza'las. Continue reading

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Las minorías étnicas de Tarancón

He estado unos dias en Tarancón, que es una ciudad de 15.000 habitantes situada en Cuenca. No reírsen tanto que Bilbo es mucho Bilbo pero es una villa. Pues eso. Los naturales del lugar, cuando hablamos con forasteros y estamos lejos del lugar (esto a mí me pasa bastante, claro), lo llamamos Tarancón-Cuenca, como si hubiera más.

A lo que voy.

Entre las cosas (muchísmas, pero muchísmas) que me han llamado la atención está la fuerza que han cogido las minorías étnicas. Una de las más sorprendentes es la minoría vasca. En Tarancón. Y vascoparlante para más bemoles. Veamos por ejemplo este cartel anunciando las rebajas de enero que hay en un comercio en la principal arteria de la ciudad, la calle Miguel de Cervantes (lo que era la carretera de toda la puta vida cuando no había circunvalaciones y las carreteras atravesaban todo):

Hala. Beherapenak. En Tarancón. En Tarancón-Cuenca. Pero no se vayan todavía que aún hay más. Una peña del Athletic de Bilbao:

Como es lógico, allá donde hay vascos hay vascos cabreados. En la parte trasera del Casino Nuevo (hay otro, el Casino La Unión) encontré esta pintada:

Como vemos no solo están cabreados, sino que tienen un conocimiento bastante notable de los grupos de hardcore-punk de los 90 de la zona del Duranguesado. No está mal para ser la marca entre La Alcarria y La Mancha. Nada mal.

Pero no. Todo esto son casualidades y fotos elegidas con mala leche. Todas de Tarancón, eso sí. En el colegio donde estudié unos cuantos años de mi infancia hay matriculados estudiantes de 19 nacionalidades. Eso sí que no está mal para el sitio que es. Dos tardes a la semana tienen una profesora que da clases de cultura rumana para que la chavalería no se desarraigue totalmente, porque muchos de ellos han nacido ya en España y allí son españoles, pero en Tarancón seguro que son rumanos. El fraile que me paseó un poco por el colegio me contó que en la pasada Pascua Ortodoxa se juntaron 3.000 en la iglesia que les han dejado. De esos 2.500 viven y trabajan en el pueblo y el resto están repartidos por la comarca. 3.000. En un pueblo de 15.000 habitantes. El fraile me dijo también que en la Pascua Católica no juntaron 3.000 ni sumando los fieles de todos los templos católicos del pueblo. No los juntamos nosotros ni borrachos, dijo el fraile, franciscanamente. Dice el dicho que:

En Barajas pepinos; / en Belinchón, sal; / y en Tarancón borrachos / nunca faltarán“, así que lo de ni borrachos tiene retranca, es decir, que tiene más o menos mala hostia, es en serio y es en broma al mismo tiempo. El fraile no es del pueblo, pero en 20 años se aprende mucho, claro que sí.

Hablando de mala hostia, en serio y en broma no sé muy bien cómo catalogar este cartel que lleva al menos un par de años en uno de los pocos comercios de la calle Zapatería que quedan abiertos.
.

Parece ser que ese mogollón de rumanos que hay en Tarancón provienen casi en su totalidad de Transilvania. Una cosa curiosa es que se puede uno montar en un autobús en Tarancón-Cuenca y bajarse en uno de los sitios donde pensaba haber pasado unos días cerca de la Nochevieja si no hubiera tenido que trabajar: Târgu Mureş. Qué cosas.

Para finalizar esta crónica multicultural muestro aquí un cartel de varios m2 que hay en la estación de autobuses.

Si les pides lo que ofrecen te hacen precio y lo mismo te dan un premio porque te lo has currao.

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Otro trailer, pero en este caso de un cómic

Este es el trailer de la novela gráfica Prisionero en Mauthausen, de Javier Cosnava y Toni Carbos:

Según cuentan aquí ...ya se ha publicado la primera parte, Un buen hombre (Glènat), una aproximación a los aledaños del campo, la vida de los SS y los efectos de la propaganda. Prisionero en Mauthausen es la segunda parte y la última entrega estará ambientada en el campo francés de Argelès-sur-Mer. "Mis obras tratan siempre de recordar los errores del pasado", abrevia.

El enfoque del autor, que se ha documentado durante varios años, es muy interesante: He preferido dejar a los héroes al fondo, trabajando hasta el desfallecimiento en la cantera de Wienergraben, que se les vea cayendo en las alambradas, despedazados por los perros pero ni uno sólo de los valerosos españoles que murieron en Mauthausen tiene una línea de guión", reconoce. Hablan los nazis, los kapos, los monstruos. Quería dar voz a los verdugos para buscar alguna razón a su infamia.

Espero poder dar (buenas) noticias muy pronto sobre la publicación de otro libro, en este caso de investigación y divulgación, sobre la Deportación y el complejo Mauthausen-Gusen. Pero no adelantemos acontecimientos 😉

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Ver un trailer ya no vale para nada

Ayer vimos en casa un trailer de la versión americana de Shameless. No había acuerdo. Había a quien no le parecía siquiera interesante y había quien no sabía si decir arre o so. Ese era yo. Continue reading

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Los bares están muy cambiados

Desde que ya no se puede fumar en los bares se fumarrea y vocea en la puerta de los bares han cambiado unas cuantas cosas. Se puede visitar seis o siete bares y la ropa vuelve a casa con olor a oxígeno. Esa mola. Los bares están llenos de niños. Me refiero a los bares donde antes no veías ni uno porque solo con entrar ya te fumabas 12 luckies.

La mayoría de los niños están solo ligeramente educados (lo justo para que no caguen en mitad del bar y poquito más, como sus padres sin ir más lejos) así que se nota bastante su presencia, que antes era algo exclusivo de las terrazas y los meses de verano, estación del año que como todos sabemos en la capital alavesa se extiende (es un modo de decirlo) de primeros de julio a mediados de agosto y gracias.

A pesar de todo siempre hay esperanza.

Tenemos esos niños excepcionales que se entretienen con sus cosas, que tienen su propio mundo, enorme, en el que se meten y ahí se pasan las horas muertas. Casi desearías que “molestaran” un poco, que dieran señales de vida para poder sentirlos más cerca para quizás tener un día la suerte de que nos arrastren a ese mundo suyo. Esos son el futuro:

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Conmemoración de las víctimas del Holocausto

http://www.amical-mauthausen.org/esp/destacados/?id=96

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