5 años sin guión y un guión

Esta madrugada me han mandado un guioncillo (por lo breve) para leer, opinar y toquetear si así lo estimaba conveniente. Me lo he leído nada más llegar y me he reído yo solito.

Cuando me he levantado lo primero que he hecho ha sido releerlo y ponerme a buscar dónde apretar un poco algún tornillo, cambiar alguna pieza o cambiar muebles de sitio.

En esto que ha habido que subir una estantería gigantesca (tres pisos sin ascensor) entre dos personas, ha llamado un desconocido que traía un sofá que esperábamos como agua de mayo para que le esperara en el portal y menos mal que se ha ofrecido porque si no no sé cómo hubiera subido el sofá hasta casa (tres pisos sin ascensor) y ha llamado la casera a ver si había llegado el sofá y aprovechando la llamada le he pedido que nos trajera un papel y al rato ha vuelto a llamar para decir que ella piensa que no necesitamos ese papel pero que si nos ponen pegas que se lo pidamos porque no habrá problema para que nos lo de.

En medio de todo eso, a pesar de todo eso he podido quitar y poner, toquetear en el guión. Con el cuidado del que tiene libertad plena para tocar, poner y quitar lo que mejor le parezca.

Y me lo he pasado de bien como hacía mucho tiempo que no me lo pasaba.

El guión, de más está el decirlo, viene de Guadalajara, la capital europea del cine artesano. No creo que haya un sitio donde se hagan tantos cortos por cada mil habitantes y año.

Por lo que parece esta vez la que están preparando es mucho más gorda. Ya irán contando. Y yo aquí.

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