El perro del hortelano

Publicado en Kamchatka el 31 de Octubre de 2025: https://kamchatka.es/el-perro-del-hortelano/

Mi padre es más derechas que el tuyo. Lo mismo me equivoco. Y lo digo con confianza, porque no he conocido a mucha gente más de derechas que él. Se puede decir que una persona es la suma de sus contradicciones. Una contradicción buena en este caso es ser tan de derechas y tener como anatema a los pilotos de cualquier tipo, pero sobre todo a los alemanes. Mi padre pasó muchas noches en un refugio antiaéreo por miedo a la aviación, que es como todavía llama a la Legión Cóndor, la fuerza aérea puntera que Hitler le prestó a Franco para así poder probar técnicas, maquinaria y mano de obra entusiasta en lo homicida.

De una de las muchas visitas que “la aviación” hizo a Tarancón durante la Guerra Civil, recuerda mi padre a un capitán del ejército de la República en mitad de la calle, con su chaqueta de cuero y pistola en mano, ignorando la alarma, las ráfagas y las bombas que caían del cielo, mandando a los civiles al refugio antiaéreo y dándole tareas en superficie a los soldados. Nada de refugios antiaéreos para los soldados, eran para los civiles. Quizás quisiera cortar el pánico de raíz, acaso el suyo también. La aviación. Siempre el miedo a la aviación. Una bomba reventó el edificio bajo el que estaba el refugio donde mi padre se metió junto con decenas de personas. El edificio se vino abajo y cerró la entrada al refugio antiaéreo improvisado, poco más que un sótano grande. Todavía no se sabía que las entradas a los refugios habían de ser verticales, con un arco que las sostuviera, no una escotilla en el suelo, porque pasaban estas cosas. El único que podía salir por el huequecillo que lograron abrir era un niño. El que me lo contaba casi un siglo después. Bombas, explosiones, un niño de diez años con la tarea de buscar ayuda para las ochenta y pico personas vivas atrapadas en el refugio.

No habiendo defensa antiaérea, los aviones volaban tan bajo que el niño alcanzó a ver los gestos de los aviadores. Uno de esos “pilotos alemanes” (con la suficiente mala leche, “pilotos alemanes” es un insulto, algo que yo he sabido desde bien pequeño) vio al niño en mitad de la calle y abrió fuego con su ametralladora. El niño perseguido por el eco de las balas rebotando en los adoquines corrió hacia una iglesia convencido de que era un sitio seguro. ¡No lo iba a ser! En el último momento hizo un quiebro para evitar la iglesia y torció a la derecha. El avión se alejó, no sin soltar una bomba. Sobre la iglesia a la que casi entra. Odio eterno a los pilotos, si son alemanes el doble o más.

Cincuenta años después, cuando los cristales de casa vibraban con el trajín de hidroaviones que iban y venían de tirar agua en los incendios forestales, en mi casa había intranquilidad, manos sudorosas. Mi madre y mi padre, los dos. “Mira, como cuando venían a bombardear”. Mi madre hablaba más. “A veces movíamos cosas en la despensa y olía como después de bombardear. Pero muchos años después de la guerra. Muchos”.

Muchas de esas noches que mi padre pasó en un hueco en la pared que hacía las veces de zona infantil de un refugio antiaéreo las pasó durmiendo mal que bien, compartiendo el espacio con un amigo suyo de la misma edad. Con los años, ese amigo suyo tuvo una hija a la que puso María Jesús. El María en esos tiempos se lo calzaban sin preguntar, pero es que mi padre se llama Jesús. María Jesús, con los años, llegaría a ser protegida de “La Cospe”, alcaldesa de Tarancón y diputada en Cortes en varias legislaturas. “La Cospe” es Maria Dolores de Cospedal era la Cruella de Vil con cigarral y mando en plaza que bien pudo ser presidenta del gobierno si no fuera su gente como es y su país como lo hacen.

Ya en este siglo, 70 años después de la escabechina de la guerra y la escabechina posterior, con un campo de concentración y tres cárceles en el casco urbano de la ciudad, los representantes de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica salieron de una reunión en alcaldía con este mensaje: que había que tener cuidado con no despertar a un león dormido. ¿Fue la delfina de La Cospe quien les soltó esto? No. Mucho peor. Se lo dijo un alcalde del PSOE. En el siglo XXI. Alguien que lo recogió todo de oídas. Represión franquista de segunda y de tercera mano, una autoridad elegida por el pueblo y los malos no le tuvieron que recortar las alas, que ya se las recortó él. Líbrame del agua mansa, que de la brava ya me libraré yo. La peste de los tibios. Los mansos, como los tontos, dan más problemas que los malos. Pero cuidado que la estupidez da muchísima guerra también. Dietrich Bonhoeffer fue un teólogo luterano que escribió: «La estupidez es un enemigo más peligroso del bien que la malicia. Se puede protestar contra el mal; se puede exponer y, si es necesario, prevenir mediante el uso de la fuerza. (…) Frente a la estupidez estamos indefensos” continuó. “Ni las protestas ni el uso de la fuerza sirven de nada; las razones caen en saco roto; los hechos que contradicen nuestros prejuicios simplemente no tienen por qué ser creídos —en esos momentos, el estúpido incluso se vuelve crítico— y cuando los hechos son irrefutables, simplemente se dejan de lado como insignificantes, como incidentales. En todo esto, el estúpido, a diferencia del malicioso, es completamente autocomplaciente y, al irritarse fácilmente, se vuelve peligroso al atacar. Por eso, se requiere mayor precaución que con el malicioso. Nunca más intentaremos persuadir al estúpido con razones, pues es absurdo y peligroso.”

¿Ayudó mucho la alcaldesa con los abundantes esfuerzos de Memoria Histórica en Tarancón y su comarca? Está claro que no, porque la derecha española de tradición democrática prácticamente no existe. Perro no come perro. No respetan sus propias leyes, van a respetar la memoria del enemigo. Hasta ahí todo tiene sentido, aunque sea a caraperro, porque hay cosas que se hacen en pos de algo, pero siempre habrá quien crea que se hacen en contra suya. Peor para ellos.

Ahora que hay una Ley de Memoria Democrática y la ARMH tiene un largo recorrido tanto estatal como provincial y local, las cosas tendrían que ser de otra manera. O no, porque eso de que España no te la acabas es una de las pocas verdades absolutas.

La ARMH ha contactado con el ayuntamiento de Cuenca capital para la reparación y mantenimiento del memorial en el osario del cementerio. Ni se sabe las veces que les han escrito. Sin respuesta. PSOE.

Al ayuntamiento de Almonacid del Marquesado le han escrito dos veces. El alcalde es, además, el presidente de la diputación de Cuenca. Silencio. PSOE.

Buendía (de Cuenca). Han intentado comunicarse con ellos por escrito cinco veces, dos de ellas para poner una placa en el cementerio en recuerdo a los hijos del pueblo muertos en campos de concentración nazis. El silencio por respuesta. PSOE.

Paredes de Melo, Cuenca. Dos veces. PSOE.

Palomares del Campo, Cuenca. Una vez. PP.

Puebla de Almenara, Cuenca. Una vez. PP.

La ARMH está trabajando para poner una placa a un hijo de El Provencio (Cu) que fue asesinado en Gusen. El alcalde de El Provencio dijo en una entrevista que lo que hace la ARMH es “postureo”.

Todos los caminos de esta historia conducen a Tarancón. La Ley de Memoria menciona expresamente lo privado y hasta el procedimiento de retirada de ciertos símbolos, cual viene al caso porque un energúmeno ha puesto una bandera con el pollo al lado de la estación de autobuses, justo encima de una pancarta de V-x. El expediente 4263/2025 con fecha 19 de marzo de 2025 concluye con que el ayuntamiento no puede hacer nada al respecto y lo detallan del siguiente modo:

“… este Ayuntamiento no puede compeler a un privado a realizar esa acción, en este caso, la retirada de la bandera indicada, por dos motivos.

El primero de ellos es que los elementos a retirar, los contrarios a la memoria democrática, deben venir recogidos en el “catálogo de símbolos y elementos contrarios a la memoria democrática” que menciona el artículo 36 y que, actualmente, el ministerio no ha elaborado. (…) En estos momentos no es posible identificar cuáles son los símbolos que deberán ser retirados.

El segundo de ellos es que, mientras que los privados tienen, en resumen, libertad para realizar aquellas acciones que no estén prohibidas por el ordenamiento jurídico, las Administraciones Públicas, por el contrario, solo pueden actuar en la medida en que las leyes les habilitan expresamente para hacerlo. Y no existe norma alguna que permita al Ayuntamiento de Tarancón
compeler a un privado para que retire de su propiedad esa bandera.”

De cara a la galería, las derechas (la derecha extrema y la extrema derecha) se sienten atacadas por la Ley de Memoria, pero como siempre les pasa (los más jóvenes os perdisteis el rasgar de vestiduras con la re-legalización del divorcio, pero todos recordamos la del matrimonio igualitario y muchas otras) al final tampoco es para tanto. Y no es ya por los cambios en la sociedad, que siempre van mucho más rápido que la luz dentro de la caverna y de esas cabezas.

En este caso es porque el texto dirá lo que diga, pero la aplicación de la ley se lleva a cabo en muchos sitios teniendo en cuenta al facha pre-enfadado y armado del fondo a la (extrema) derecha.

¿Qué son esto? ¿Contradicciones, malicia o estupidez?. Esto es España (o es¡PA!ña), 2025. A once años del centenario del golpe e inicio de la Guerra Civil.

A todo esto, Dietrich Bonhoeffer escribió lo que he citado más arriba en una de las cartas que mandó desde Flosenbürg, el campo de concentración nazi. Allí, en un patio desangelado fue despojado de sus ropas y ahorcado con otros responsables de un complot para matar a Hitler, la Operación Walkiria. Murió a menos de un mes del fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa.

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