Abusos sexuales en los Maristas de Guadalajara en los 80

Cualquiera que me haya tratado mínimamente desde que salí de los Maristas en 1984 sabe que nunca me ha costado mucho hablar del pederasta que tuvimos que sufrir como profesor.

A lo largo de los años mi actitud hacia todo aquello ha ido cambiando como he ido cambiando yo. Buena parte de ese proceso está relatado en un texto que escribí hace cosa de siete años con el que pensaba hacer (bueno, quería que alguien hiciera) algún montaje de “spoken word”, pero al final el texto ha servido para otra cosa. Ya lo ha leído un montón de gente y es en cierto modo la tarjeta de visita que he ido mandando a un montón de gente para hablar de estos abusos y en muchos casos que se planteen afrontar los hechos, elegir con quién quieren hablar y hablar de lo que vieron. O no hablar. Lo que sea.

El caso es que de vez en cuando he ido visitando la web de los Maristas Guadalajara no sé muy bien por qué, porque nunca he ido a ninguna reunión de antiguos alumnos o a la fiesta del colegio (que es el 6 de Junio, los Maristas también tienen un Día D). En una de esas visitas a la web me encuentro con que una entidad del Reino Unido le ha dado al colegio la certificación “Keeping Children Safe”. Al principio me reí mucho porque humor negro sigo teniendo, pero luego me enfadé bastante, así que les escribí. Y entre escribir al grupo de “Protección del menor” de Maristas Ibérica y a “Keeping Children Safe” arranca una cadena de eventos que aun no ha terminado.

13 de Julio

Primer contacto con “Protección del menor” de Maristas Ibérica. Hubo intercambio de mensajes hasta octubre del mismo año.

Unos días después el responsable de este grupo me dice que quieren verme en persona sobre todo para pedirme perdón en nombre de la institución por el daño causado. Le digo que él no es quién para pedirme perdón ni yo soy quién para darlo. La trampa judeocristiana de la culpa y la remisión mediante el perdón de la víctima sigue bien viva en ciertos sitios.

El plan de este grupo parece ser (siempre según ellos y cito):

– Hablar con el hermano Antonio Tejedor
– Investigar tanto en Guadalajara como en otros lugares por donde ha pasado este hermano.

Incluso les mando fotos de clase para que tengan contexto. El responsable del grupo de protección del menor me dice que le van a enseñar las fotos a su “hermano”. Yo ya prefiero tomármelo todo a broma, porque a quién se le ocurre.

Hacia mediados de octubre y tras preguntarles de forma insistente me dicen que su investigación está parada hasta que no tengan al menos una víctima que se ponga en contacto con ellos.

Me da un texto introductorio del grupo de protección del menor para que lo publique en un grupo de WhatsApp de antiguos alumnos (lleno de kikos, cofrades, ultraderechistas y un montón de gente muy silenciosa, testigos TODOS de los abusos sexuales) en el que les ofrezco hablar no ya conmigo (que lo intenté) sino con un “hermano marista”, que seguramente les inspire mayor confianza.

15 de julio

Correo a Keeping the Children Safe.

22 de Julio
Sarah Blackmore, CEO de Keeping Children Safe me manda un correo lleno de compromiso, palabras rimbombantes y frases muy largas; me pide permiso para compartir mi mensaje y si quiero permanecer anónimo; me deja muy claro que por supuesto se toman estas cosas con toda la seriedad del mundo. Les he escrito cinco veces desde entonces (tanto a la CEO como a la organización misma) y sigo esperando siquiera un segundo mensaje.

Diciembre de 2022

El diario El País publica un informe de abusos sexuales en el seno de la iglesia católica donde aparece por fin en negro sobre blanco Antonio Tejedor Mingo alias El Morsa. Ahí aparezco con nombre y apellidos (y foto) y también aparece el testimonio de una de sus víctimas, en ese caso con nombre supuesto.

El mismo día el director del colegio manda una carta pública con el siguiente texto:

Estimadas familias:
COMUNICADO
Os escribo para informaros sobre una noticia que se ha publicado en el periódico El País hoy por la mañana, en la que se acusa a un hermano marista de abusos a menores en los años 80 en nuestro centro. Desde que hemos tenido conocimiento, hemos abierto una investigación para esclarecer los hechos ocurridos. En nuestra institución, cuando tenemos conocimiento de un caso, se toman medidas cautelares y se aparta a las personas sujetas a una investigación de cualquier actividad con menores.
Desde el colegio Marista Champagnat de Guadalajara y la Provincia marista Ibérica pedimos perdón a las víctimas por no haber sido capaces de protegerles, y manifestamos nuestra condena a estos hechos dolorosos. Las víctimas son nuestra prioridad y estamos a su disposición para todo lo que necesiten.
Desde el año 2011, en nuestro centro existen unas Políticas de protección del menor que han puesto en marcha acciones de prevención, intervención y sensibilización. En estos momentos contamos con un Equipo de protección del menor cuyo objetivo es garantizar la protección de nuestros niños, niñas y jóvenes.
Si eres o has sido objeto de abuso, haya prescrito o no tu caso para la justicia; o has sido testigo de que un menor ha sido abusado, puedes contactar con el Equipo de protección del menor a través de la siguiente dirección: protecciondelmenor@maristasiberica.com
Para cualquier cuestión, podéis contactar conmigo a través del siguiente correo electrónico:
Guadalajara, 16 de diciembre de 2022

guadalajara.dire@maristasiberica.com
Gracias por vuestro tiempo, estoy a vuestra disposición.

El director
Ángel de las Heras Cuenca

Febrero 2023

El ayuntamiento de Guadalajara (del PSOE) otorga en Noviembre 2022 la certificación “Nivel Avanzado de Promoción y Cuidado de la Infancia”; para mayor escarnio el ayuntamiento les cedió un espacio de importancia para la ceremonia en sí. “Sois nuestro futuro”, dijo el alcalde de Guadalajara a los estudiantes presentes.

Me pongo en contacto con el ayuntamiento de Guadalajara y les envío enlaces a todos los artículos salidos en prensa sobre Antonio Tejedor Mingo alias El Morsa, tanto en la prensa local como en la nacional. Envío información también al Gabinete de Alcaldía y al grupo municipal del PSOE. Cinco meses después (julio 2023) sigo esperando respuesta.

Este mensaje se lo envié no solo al ayuntamiento de Guadalajara sino a las siguientes direcciones:

guadalajara.dire@maristasiberica.es, guadalajara.admon@maristasiberica.com, guadalajara.orienta@maristasguadalajara.es, protecciondelmenor@maristasiberica.com
y por supuesto a la dirección del equipo de investigación de El País (abusos@elpais.es) y a un medio local redaccion@eldecanodeguadalajara.com, que sí que me contestaron, aunque acabaron dando por buena la palabra de la institución (¡bendita inocencia!) y chimpún, a otra cosa mariposa.

Escribo esto cuando julio de 2023 se va terminando al fin y estoy intentando hacer un pequeño balance de todo este maldito 2023 que llevo entre pecho y espalda. Casi todo a la espalda.

Cosas que me llevo

– haber recuperado el contacto (incluso mejor del que tuve en su momento) con antiguos compañeros de colegio que eran y son buena gente.

– los privilegios son para usarlos (con cabeza): yo fui testigo de los abusos sexuales. Los vi bien de cerca (siempre es demasiado cerca) y me salvé de pura suerte, pero a mi no me pasó nada. Los palmeros del pederasta (que son legión, valga la redundancia) tienen argumentos como “pues no sé por qué hablas 40 años después, tiempo has tenido”, “lo mismo buscas notoriedad o subvenciones”, “esto solo busca socavar la institución y la religión católica” o incluso cosas peores. A mi me da igual porque no me pueden decir que si iba borracha, si mi falta era demasiado corta o a ver qué hacía yo por ahí a esas horas porque a mi no me tocó. Hablo porque puedo y por lo tanto tengo que hablar. Hay muchas maneras de decirle a las víctimas que no están solos y esta es una de ellas.

– cuando le pueda contar esta historia a las criaturas que han formado parte de mi vida y me pregunten ¿y tú qué hiciste? no tendré que irme con las ramas y contarles MIERDAS como que ya había pasado mucho tiempo, son cosas que pasan, o qué vas a hacer. Hice lo que pude cuando pude, que no es suficiente porque nunca lo es, pero por algún sitio hay que empezar. Ya que no podemos proteger a los niños del pasado por lo menos hay que intentar proteger a los niños del futuro.

– menos mal que estaba en terapia ANTES de que empezara este festival; las herramientas que he ido adquiriendo son las que me permiten sobrellevar esta y otras miserias que han sucedido en el último año. Sin este recurso la verdad es que no sé qué hubiera hecho porque comerse esto una y otra vez es un trabajo bastante solitario. Piezas y más piezas del puzzle que van cayendo en su sitio. Contar una y otra vez las historias y procesarlas al hacerlo. Escuchar las historias de otros. Somos CIENTOS los que tenemos algo que contar sobre aquello solo en ese colegio, pero Antonio Tejedor Mingo alias el Morsa ha estado activo hasta el mes pasado. Si es que realmente está apartado de todas sus funciones, que esa es otra.

– cuando ya parece que no me caben más mentiras, tontería y maldad en el cuerpo resulta que sí que me cabe más. Que siga la fiesta.

Mierdas que me llevo (y que para algo valdrán, aunque sea de abono)

– constatar que todavía en 2023 los múltiples tentáculos de la iglesia católica española están llenos de hombrecillos a los que les falta tiempo para ponerse de perfil, dejar hacer, escurrir el bulto, hacer la vista gorda y callarse cuando les conviene para no perder pie. Y por supuesto hay una cantidad ingente de pederastas y colaboradores que los van cambiando de sitio, escondiendo y amparando hasta que se van muriendo de viejos y en su cama.

– Los obispos son quienes mueven de un sitio a otro a los sacerdotes, pero los miembros de órdenes religiosas están bajo la autoridad de cada orden. Y todos bajo la del vaticano, que ha reformado el derecho clerical para obligarles a investigar TODAS las denuncias, pero supongo que como este papa de ahora es prácticamente el Che Guevara para toda la carcunda que sigue enquistada en la iglesia católica pues tampoco es que sirva de mucho la presión de su máxima autoridad.

– lo peor de este proceso y con mucha diferencia ha sido la actitud de muchos de mis antiguos compañeros de clase. Por un lado quienes se pusieron de perfil asegurando que si no se acuerdan de lo que comieron ayer cómo se van a acordar de lo que pasó hace 40 años. Por otro lado están quienes meten el colegio, la institución marista, la religión católica y la existencia misma de España en un solo saco y no ven diferencia alguna entre hablar de esto y no sé, fusilar monjas o darle fuego a una catedral mientras se baila alborozado. En este canal de WhatsApp que he mencionado antes he tenido el privilegio de tratar en público y en privado con gusanos abyectos capaces de haber defendido a Antonio Tejedor Mingo alias El Morsa como una bellísima persona a la que tendrían que haber hecho mucho más caso porque mejor les hubiera ido en la vida. En su pecado está su penitencia (hablo en sus mismos términos de sacristía mal ventilada porque estudié con ellos y sé dónde les aprieta el cilicio) porque en ese grupo me consta que hay varias víctimas de Antonio Tejedor Mingo alias El Morsa y cada vez que dudaron de mi palabra o me pusieron a parir o defendieron a este depredador sexual impune cavaron un poco más hondo en las heridas de gente que está en ese mismo grupo de WhatsApp, callados.

– la soledad que se siente la mayor parte del tiempo al remover este lodazal.

– la “moviola”, los “videos mentales” en bucle que recordaba tener y algunos que no recordaba pero que han vuelto con sucesos de aquella época; piezas y más piezas del puzzle que van cayendo en su sitio. Contar una y otra vez las historias. Escuchar las historias de otros. Sí, esto es positivo también, pero al mismo tiempo es un mierdón como el sombrero de un picador, que no se llame nadie a engaño. Yo preferiría muchas veces estar pensando en otras cosas, en cualquier otra cosa, pero a veces no me queda más remedio que pensar en esto.

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