¿Para que queremos radios libres?

Hace varios años que soy halabelarri (más o menos lo que hace mucho tiempo se llamaba socio protector) de HalaBedi Irratia. La mitad de ese tiempo lo he pasado viviendo en una casa a pocos cientos de metros de los estudios centrales y del repetidor principal de la emisora pero en una zona de sombra que me impide escuchar la radio normalmente. A través de la radio, quiero decir.

Lo de no poder escuchar la radio a la que le llevo dando parte de mis magros euros (incluso en las épocas de mayor penuria) ha influido para que tuviera mis dudas. Y el hecho de que la línea informativa se tantísimas veces tan descaradamente monocolor y que ese color no sea el que más me gusta también tiene su peso, claro. Hace muchos años había mucha variedad, pero esa variedad ha ido desapareciendo progresivamente hasta llegar al momento actual. Y me da pena, pero no me veo capaz de hacer nada para cambiar la situación.

Pero ayer por la tarde la ertzaintza cargó contra la concentración de protesta por el desalojo y derribo de Kukutza y se armó la marimorena. Como en los 80. La policía repartiendo a todo lo que se movía, la gente echada a la calle y las noticias de lo que estaba pasando solamente en una radio libre. En este caso Irola Irratia.

Ayer me pasé horas escuchando la emisión de Irola Irratia. Iba llamando gente del barrio de Rekalde y del resto de Bilbo e iban entrando a micro abierto para contar dónde estaban, lo que veían, lo que les había pasado, lo que les parecía y lo que se les pasaba por la cabeza.

Llamaba gente con la adrenalina por las nubes después de haber salido por patas de una carga en la que un amigo suyo había sido detenido y no sabían nada de él, o para contar que habían logrado librarse de una carga entrando a un portal donde les dieron refugio en una casa pero al salir estaba el portal lleno de sangre y pensaban que era de una chica que no llegó a tiempo de esconderse, llamó una sanitaria que logró entrar a la iglesia de Rekalde para atender a los heridos que escuchó en la propia radio que estaban llevando allá, llamó un señor de 65 años que iba cortando para poder hablar con sus hijos que estaban metidos en todo el lío y decía que él estuvo en las luchas de Euskalduna y estaba escandalizado del comportamiento de la policía, llamó incluso (y dijo todo lo que quiso) uno que decía que él también hace cosas por el barrio y que los de Kukutza tampoco hacían tanto y que estaban en un edificio que no era suyo… vamos, que llamó gente de todo tipo a contar todo lo que quiso.

Mientras tanto los medios de comunicación donde solo trabajan profesionales debidamente formados en las universidades para tal cosa Bilbao era una especie de Arcadia feliz, una Disneylandia donde el único hecho reseñable era que el señor Alcalde inauguraba una feria de la cerveza y que (según El País unos trescientos alborotadores habían tenido que ser disueltos por la Ertzaintza hablando de una noticia que había puesto las calles de Bilbo como hacía muchos, muchos años que no se había visto.

¿Y por qué se pudo decir todo lo que se dijo en esa radio? Porque a pesar de la precariedad de medios habitual en muchas radios libres es en estas radios en las que puede uno enterarse de lo que está pasando porque no se casan con nadie. O al menos siempre hay gente que no se casa con nadie. Y ya lo de llegar a ser Trending Topic en el estado español en Twitter sin tener siquiera cuenta en esa red social y ser tan sanotes de preguntar en antena a ver si les podían explicar qué era eso, que lo estaban viendo en el chat… pues eso, que se ve a la legua que es gente sana que hace eso porque hay que hacerlo y lo hacen con el corazón por delante y que salga el sol por donde quiera. Sin florituras. Gente buena.

Igual que pasa cuando hay tomate pasa con otros asuntos. Me inspira mucha más confianza la gente que hace las cosas porque quiere que aquellos que con todo su código ético se deben a sus anunciantes.

Y es por esto que necesitamos radios libres y seguiré siendo Halabelarri. Qué le vamos a hacer.

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