Documentales de jebis

Me dio por bajarme documentales de jebis y estos días me ha dado por ver alguno que me quedaba. El primero es Metal: A Headbanger’s Journey. El documental lo ha hecho un antropólogo al que le gusta el metal desde que era un chavalín, así que desde luego que no es un estudio académico, pero es mucho más que un jebi entrevistando a muchos de sus dioses. Porque entrevista a muchos de sus dioses, que se comportan al mismo tiempo como lo que son (gods of metal, que no es moco de pavo, coñio) pero parecen gente bastante simpática la mayoría de ellos. Los flipados (y bastante peligrosos) del black metal noruego que salen hablando son caso aparte, claro. O son unos capullos o son directamente muy mala compañía para cualquiera.

En este documental un periodista dice una cosa que se me ha quedado dando vueltas y me ha ayudado mucho a entender al montón de jebis que he tenido cerca durante tooooooooda mi vida. Y no hablo de cuando yo mismo era medio jebi. Este tipo (no recuerdo quién es, pero si váis a ver el documental ya os enteraréis) decía (o yo le entendí, mejor dicho) que la gente que tenía una revelación escuchando a The Smiths se sentía especial porque era inteligente. Es algo especial para gente especial y el corte es la inteligencia, así que no todo el mundo lo entiende. Si para ti tu inteligencia es muy importante todo encaja, muy bien. Pero con el metal es diferente. A quien no le gusta, lo odia con todas sus fuerzas. Pero quien realmente siente el metal forma parte de algo muchísimo más grande que él y eso trasciende lenguas, fronteras y edades. Por eso el metal goza de excelente salud.

El metal es muy fácil de entender, apela a sentimientos muy primarios y por eso es bastante fácil tomárselo a cachondeo. Si estás con jebis eso suele ser un error, porque hay jebis con mucho sentido del humor, pero con el metal no hay coña que valga. Incluso cuando veías una portada de un disco de Megadeth. Cuatro tíos igualitos a Conan el bárbaro (el de verdad, no el de las películas). Pero es que los Megadeth eran así. Lo de las hojas de hacha en los clavijeros de las guitarras e ir vestidos con pieles ayuda, pero esos tíos eran así. .

Es fácil dar con gente bastante primaria (o a mí me ha resultado muy fácil) entre los jebis, pero también he dado con gente muy honesta. ¿Que se preocupa solo del jebi y poco más? Pues sí, pero eso le hace ser muy feliz y por tanto no tiene inconveniente en meter a sus hijos en ello. Siempre me acuerdo del Primi, un jebi que tocaba la batería en un grupo y que le regaló muñecos de los Kiss a su chico el mayor pero nos acabó reconociendo que en realidad eran para él. Y cuando nos lo contó se puso hasta colorado y todo. Más majo…

El otro documental que he visto es Anvil! The Story of Anvil. Al principio vemos un festival gigantesco en Japón, en 1984. Tocaron unas cuantas de las bandas punteras del momento ( Scorpions, Whitesnake y Bon Jovi), bandas que acabaron vendiendo millones de discos en todo el mundo. Todas menos una: Anvil. No soy un experto, pero hasta un cierto nivel de oscuridad y rareza me suenan nombres de miles y miles de grupos y Anvil no me suenan de nada. Décadas de carrera ininterrumpida. El guitarra y el batería se conocieron con 14 añitos y no han parado. Y han sido décadas de batacazos y esperar la oportunidad. Les seguimos en una gira de las de verdad, sin paquestéis cómodos, en tren, con manager todo corazón pero muy poco manager… como chavales, pero con un montón de años. Y una ilusión muy difícil de ver. Es de esa gente a la que deseas que le vaya mucho mejor de lo que le va. No me han entrado ganas de comprarme un disco de Anvil (hace 20 años quizás, pero ahora mismo no me trago un disco de metal ni jarto de Tinqueray), pero igual una camiseta ya les compro algún día, porque son todo lo majos y entregaos que pueden ser unos jebis; osea, hasta decir basta.

\m/

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