La semillita del cuco

Llevo una temporada quedando (o intentando quedar) con viejos y muy viejos amigos a los que hace años que no veo. Con algunos solo lo intento porque a mucha gente no parece interesarle mucho sacar cosas del arcón de la abuela; a mi sí y por lo visto cada vez más. Pero conozco a una chica que últimamente ha ido quedando no ya con antiguos novios sin con tipos con los que se comportó como una egoista, egocéntrica y desconsiderada; en resumidas cuentas, con tipos a los que rompió el corazón. Por supuesto que ha logrado quedar con todos ellos (no sé si son dos, cuatro o legión, pero es en plural) y todos se quedaron estupefactos, claro. Y todos la perdonaron. Claro. Aunque solo sea por lo exótico. Y lo valiente.

Hay pocas mujeres así. Eso pienso y así se lo dije, que sé que no abusará de ese conocimiento porque está acostumbrada. Y pocos hombres capaces de hacer algo así, claro, pero mujeres seguro que hay pocas. Y no porque las mujeres sean cobardes. Es que no les sale hacer algo así. Pero a ésta sí. Por supuesto la justicia poética (o Murphy, o qué se yo) se ha encargado de que haya pasado muchos, muchos años con un zoquete que no la ha cuidado nada, aunque en su descargo diré que fue un desgraciao (que no desgraciado) desde el primer día. Desgraciao, pero coherente. Una especie de castigador de corto alcance y además no era el chulazo malote de toda la vida sino uno que parecía que sabía leer y eso.

Hablaba el otro día con un amigo de que debemos ser gilipollas perdidos. Se conoce que hay algunos que venimos al mundo a tener cuidado, a retractilarnos el pito durante décadas porque no se reúnen las condiciones, porque no hemos visto las condiciones, porque éramos demasiado jóvenes, porque pin y porque pan. Mientras tanto, otros han aprovechado el tiempo de otro modo porque han venido al mundo a cagarla, a no cuidar, a no tener cuidado, a meter la pata, a dar más pena que vergüenza y a inseminar, a hacerle hijos a mujeres a las que no han cuidado y a hacer visitas en plan Olentzaro a esos hijos que han ido regando por el mundo, a veces en más de un útero.

Pues esa es la semilla que va a quedar. Se han reproducido los más capaces de reproducirse. Como los cucos.

Para más información sobre los cucos y su comportamiento (muy fácil de considerar hijoputesco si se tiene, como tengo yo, una mente podrida desde el principio por Disney y sus bobadas antropomórficas) en http://es.wikipedia.org/wiki/Cuculus_canorus

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